• Países como Alemania y Suecia ya generan cinco gigavatios de energía eléctrica y reemplazan el 50% de su consumo de gas domiciliario y de transporte. Una sola planta de mediana escala puede abastecer más de cinco mil hogares. 

Chile, noviembre de 2024. En Chile, cuando se habla de energía limpia, la mayoría de las personas piensa en enormes campos de paneles solares, gigantescas turbinas eólicas o en plantas hidroeléctricas. Sin embargo, hay una fuente de energía que pasa desapercibida para muchos: las plantas de biogás, una solución sostenible que no solo genera energía, sino que también contribuye al manejo eficiente de residuos orgánicos biodegradables y la recuperación de suelos. 

Con estructuras de cúpulas, las plantas de biogás son instalaciones que transforman residuos orgánicos biodegradables como desechos agrícolas, alimentos y lodos de aguas residuales en energía renovable. El proceso se lleva a cabo a través de un proceso de biotecnología que aprovecha la digestión anaerobia, en la que microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno, generando biogás, una mezcla rica en metano y dióxido de carbono. Este biogás se puede utilizar para producir electricidad, calor o incluso ser refinado para convertirse en biometano, que puede inyectarse en la red de gas natural o ser usado como combustible vehicular.

Según estima el Ministerio del Medio Ambiente, los residuos orgánicos representan al menos el 50% de la basura generada en Chile a nivel domiciliario. Y si bien a pequeña escala existen métodos, como el compostaje, para aprovechar el recurso, el tratamiento de estos residuos se estima solo en entre un 1% y 3%. Por ello, el Estado desarrolló la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos (ENRO), que tiene como meta a 2040 alcanzar el 66% del material orgánico reutilizado y tratado. 

Carolina Quiroz, lìder de sustentabilidad corporativa de Genera4, empresa referente en el país en las construcciones y operación de plantas de biogás, explica que “la generación de residuos orgánicos es de una magnitud tan alta en los países, que una estrategia eficaz de su tratamiento implica sí o sí proyectos a gran escala. Es el camino que siguieron muchos países, especialmente Alemania y Suecia”.

Alemania cuenta con cerca de 10.000 de estas plantas  que generan una capacidad instalada de casi 5 GW de electricidad, suficiente para abastecer a millones de hogares. Suecia, por su parte, logró reemplazar cerca del 50% del gas natural domiciliario y de transporte gracias al biometano.

Según estiman expertos, una planta de biogás puede generar entre 1 y 2 kilovatios-hora (kWh) por kilogramo de materia orgánica digerida. Ello implica que una planta de biogás que procesa 10 toneladas de residuos orgánicos al día podría generar entre 10,000 y 20,000 kWh de electricidad diaria.

«Una sola planta de biogás de mediana escala podría producir suficiente energía para abastecer a más de 5.000 hogares, mientras que el biometano puede ser una fuente de gas natural renovable y el bioabono un pilar para recuperar decenas de miles de hectáreas de suelo. Por ahora es una oportunidad desaprovechada, pero no tengo dudas de que el escenario climático hará que en Chile sea una necesidad. Es totalmente plausible seguir el ejemplo de países como Alemania y Suecia», argumenta la líder de sustentabilidad.

La Asociación Internacional de Biogás (WBA) estima que en el planeta existen unas 132 mil plantas de este tipo. Sin embargo, si la cifra llega al millón para 2030, según los compromisos de la Unión Europea y el ritmo de crecimiento de otros países, se estima que este tipo de reutilización de residuos orgánicos biodegradables podría reducir un 12% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. 

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