En estos días, parece que todo el mundo está hablando de la recuperación de Santiago Centro. No es para menos: entre nuevos proyectos, edificios patrimoniales rescatados y anuncios de revitalización urbana, hay muchas razones para mirar con optimismo. Pero, ¿de verdad estamos avanzando o seguimos atrapados en una conversación que suena bien, pero carece de acción?
La revitalización del centro no es algo nuevo. Durante años, hemos visto proyectos exitosos en barrios como París-Londres o Huérfanos, con departamentos modernos y hoteles boutique que le dieron nueva vida a zonas antes olvidadas. Incluso, la reciente recuperación del Palacio Aldunate ha sido celebrada en redes sociales como un símbolo de esta transformación. Sin embargo, si miramos más allá, la verdad es que aún estamos lejos de un cambio significativo.
Hay algo que me inquieta: mientras todos hablamos de «ubicación, ubicación, ubicación», lo que realmente falta en Santiago centro es «gestión, gestión, gestión». La ubicación ya la tenemos asegurada —es un hecho—, pero lo que no vemos con suficiente fuerza son proyectos ejecutándose con decisión y a buen ritmo. Se han identificado edificios emblemáticos como el antiguo Banco Santander y otros inmuebles patrimoniales con enorme potencial, pero seguimos escuchando planes que parecen quedarse en eso: en planes.
Nosotros, desde Fraccional.cl, lo vivimos de primera mano. Cuando Mario Desbordes asumió como alcalde, algunos de nuestros proyectos que llevaban meses en pausa se activaron casi de inmediato. ¿La razón? Los inversionistas sienten que ahora hay señales claras y un entorno más propicio para invertir. Actualmente, nuestro portafolio incluye un proyecto de reconversión operando para renta corta, en calle Estados Unidos. Es un edificio único, patrimonial, y con proyecciones de rentabilidad muy por encima del promedio del mercado.
Lo interesante de este tipo de proyectos es que no solo generan retorno financiero. También son una herramienta poderosa para recuperar barrios y mejorar la seguridad. Cuando las familias vuelven a habitar un lugar, cuando se crean comunidades, el espacio público se transforma de manera natural. La gente empieza a apropiarse del entorno y eso es clave para cualquier proceso de recuperación urbana.
Pero para que esto funcione, necesitamos más que palabras bonitas. Es hora de que las inmobiliarias e inversionistas pasen del interés exploratorio a la ejecución. El potencial está ahí. Los edificios están ahí. Lo que falta es la voluntad de dar el primer paso.
Como me dijo el arquitecto Matías Jarpa, con quien trabajamos: «No basta con recuperar un edificio, hay que recuperar su entorno». Y tiene razón. El centro de Santiago no se recuperará solo con buenas intenciones o proyectos aislados. Necesitamos una gestión coordinada y constante.
Si realmente queremos ver a Santiago Centro recuperar su carácter cosmopolita y vibrante, es momento de dejar el romanticismo y ponernos manos a la obra.