• Con capacidades avanzadas para tomar decisiones y adaptarse en tiempo real, nuevas soluciones están transformando la manera en que distintos sectores optimizan su rendimiento y resuelven desafíos complejos.

Febrero 2025. La Inteligencia Artificial (IA) está dando un nuevo salto con la llegada de la “IA agente”, una innovación que promete transformar la forma en que las tecnologías trabajan de manera autónoma. Un estudio reciente de Bain & Company destaca que esta nueva IA va más allá de los modelos generativos, integrando agentes capaces de actuar de forma proactiva, tomar decisiones estratégicas y adaptarse a distintos escenarios, redefiniendo así los procesos y la toma de decisiones en múltiples sectores.

A diferencia de la IA tradicional, que responde a comandos específicos, la IA agente opera con un enfoque orientado a objetivos, comprendiendo tareas de alto nivel y definiendo su propio rol dentro de un sistema. Además, se caracteriza por su capacidad de resolución de problemas, elaborando planes estratégicos para lograr sus metas. La ejecución autodirigida le permite interactuar con otras herramientas, aplicaciones y flujos de trabajo, mientras que su adaptabilidad le permite manejar cambios y ajustes en tiempo real.

Si bien no es una tecnología nueva, el interés en ella ha crecido exponencialmente en el último año. Al respecto, Marcial Rapela, socio y responsable de Bain & Company en Chile advierte que “actualmente la mayoría de los ‘agentes’ de IA son funciones renombradas, prototipos con limitaciones o sistemas basados en reglas simples. No obstante, para 2025 se espera el surgimiento de agentes de IA funcionales y escalables en diversos sectores, aumentando el poder de las aplicaciones existentes y permitiendo la creación de nuevas soluciones”.

Retos en la adopción de la IA agente

A pesar de su potencial, la implementación de la IA agente enfrenta varios desafíos. Entre ellos, la dificultad para generalizar sus capacidades más allá de tareas específicas, la falta de transparencia en la toma de decisiones, la necesidad de entrenamiento en flujos de trabajo, la coordinación entre agentes, y la disponibilidad de datos limpios e integración con herramientas adecuadas.

Por otra parte, el estudio de Bain asegura que el avance de este tipo de herramienta tendrá efectos significativos en el mundo laboral. Se espera que aumente la productividad, permitiendo que las personas pasen de ejecutar tareas a supervisar la IA. “También se prevé una evolución en los roles laborales, ya que la democratización de habilidades técnicas permitirá ampliar las funciones de los empleados. Asimismo, la toma de decisiones será más ágil, mientras que la colaboración humana seguirá siendo clave para coordinar el trabajo entre agentes y colaboradores. Finalmente, la mayor autonomía de la IA traerá nuevos desafíos en la gestión de riesgos, exigiendo mayores controles de seguridad”, advierte Rapela.

Cómo pueden prepararse las empresas

Para aprovechar las oportunidades que implica, Bain recomienda a las organizaciones incorporar ‘agentes’ en áreas con mayor retorno de inversión; probar y adaptar rápidamente las tecnologías emergentes; preparar datos y herramientas para facilitar la adopción de estos sistemas; evitar depender de plataformas aisladas y garantizar la conectividad con otros sistemas; y fomentar una cultura de aprendizaje continuo, promoviendo la experimentación y la innovación.

Con la IA agente en el horizonte, la revolución en la automatización apenas comienza. Su desarrollo y adopción marcarán una nueva era en la tecnología, redefiniendo la manera en que las empresas y los colaboradores trabajan con la inteligencia artificial.

 

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