Desde julio de 2024 hasta enero de 2025, el costo promedio de la energía eléctrica ha aumentado un 60%, afectando tanto a consumidores residenciales como a empresas industriales y agrícolas. Este incremento ha generado un alza en los costos operativos de múltiples sectores productivos y ha impactado el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que cerró en un 4,5% anual, según datos del Ministerio de Hacienda, donde cerca de un 1% corresponde sólo al precio de la energía.
«Las empresas han enfrentado aumentos mensuales de hasta $14.400.000 en su cuenta de electricidad, dependiendo de su tamaño y consumo. Esto ha llevado a que muchas trasladen los costos a los consumidores, mientras que otras han debido absorberlos, afectando su rentabilidad», explica el Head Business Developer de Terralink, Martín Benegas.
Las empresas con mayor consumo energético han sido las más golpeadas por las alzas. Entre ellas destacan la industria manufacturera, especialmente la metalurgia, producción de alimentos y textiles; la agricultura intensiva, con un alto uso de riego eléctrico y almacenamiento en frío y el comercio y retail, donde la climatización e iluminación permanente generan costos elevados.
Energía solar: una solución frente a la inflación
Ante este escenario, la adopción de energía solar ha cobrado relevancia como estrategia para estabilizar costos y reducir la dependencia de alzas tarifarias. Según datos de Terralink, una empresa con un consumo de 15.000 kWh mensuales que implementa energía solar puede reducir su consumo de la red en un 60% mediante autoconsumo, así como también es capaz de generar excedentes para inyectar a la red, recibiendo pagos del 90% del valor de venta del kWh.
Asimismo, las empresas que adquieren esta tecnología, pueden obtener ingresos por excedentes, compensando los costos de potencia y reduciendo la factura eléctrica incluso a costo cero.
«El retorno de inversión en energía solar ha mejorado significativamente. Con la baja en los costos de equipos y el alza en las tarifas eléctricas, un sistema bien dimensionado puede amortizarse entre 2 y 5 años, asegurando estabilidad financiera a largo plazo», agrega Benegas, quien asegura que las plantas fotovoltaicas están diseñadas para tener una duración de más de 3 décadas.
Beneficio para consumidores finales
La transición de las industrias a fuentes renovables no solo beneficia a las empresas, sino también a los consumidores. Empresas que incorporan energía solar pueden mantener precios más competitivos en sus productos, reduciendo el impacto inflacionario en bienes y servicios esenciales.
«La estabilidad en los costos de producción permite que las empresas no trasladen completamente el alza energética a los consumidores. Además, se genera un beneficio ambiental al reducir la huella de carbono del sector productivo», concluye el ejecutivo de Terralink.
Con este panorama, la energía solar se posiciona como una solución eficiente y económicamente viable para enfrentar los desafíos del mercado eléctrico, asegurando tanto la sostenibilidad empresarial como el bienestar del consumidor final.