Se estima que el estudio podría durar cuatro años, pero los primeros resultados estarían a fines de este 2024.

Cada minuto se vende un millón de botellas de plástico en todo el mundo, lo que podría llevar a que cada una de ellas tarde unos 450 años en descomponerse. Por otro lado, según la ONU, los océanos contendrían más plástico que peces en 2050.

Estas dramáticas realidades y proyecciones dan cuenta de la crisis ambiental generada a partir de la contaminación por plásticos, impactando en los ecosistemas, la vida silvestre y humana. Un tema que, sin duda, ha suscitado debate tanto en Chile como en el mundo, pero cuyo foco hoy está puesto en los nanoplásticos, una amenaza mayor, considerando que son partículas más pequeñas de plástico, esto es 1 millón de veces más pequeñas que un milímetro.

¿Podrían entonces las plantas ver afectado su crecimiento por acción de los nanoplásticos y servir como vía para que estas partículas ingresen a la cadena alimentaria y al cuerpo humano a través del consumo? Esta es la pregunta central del estudio “Descubriendo los mecanismos moleculares subyacentes a las respuestas de las plantas a la contaminación por nanoplásticos”, actualmente en desarrollo y que está siendo liderado por el Dr. Ariel Herrera, investigador del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio).

La investigación apunta a evaluar el efecto de diferentes composiciones de los plásticos más producidos por la industria sobre el crecimiento de las plantas, para lo cual se utilizará el prototipo modelo de laboratorio Arabidopsis thaliana. “También trataremos de determinar cuáles son los componentes genéticos que permiten a las plantas sobrellevar esta particular condición de estrés. El objetivo principal es proporcionar una base para comprender cómo las plantas enfrentan los nanoplásticos y desarrollar enfoques moleculares para mitigar sus efectos perjudiciales”, dice el investigador.

Plazos y conocimiento de calidad

Se estima que el proyecto podría durar cuatro años, pero los primeros resultados estarían a fines de este 2024, particularmente la evaluación respecto a qué tipo de nanoplásticos son los más perjudiciales para las plantas y cuáles son los de más fácil absorción a través de sus raíces.

“No hay mucha información acerca de cómo los organismos responden a este tipo de material (nanoplásticos) y mucho menos en aquellos que no son animales. En esta primera etapa buscamos entender cómo las plantas se relacionan con esta categoría de contaminación y cómo hacen para sobrellevar el estrés que se produce en ellas”, señala Ariel Herrera.

Finalmente, el especialista del iBio destaca que los resultados pueden ser prometedores y que a partir de ellos se puede desarrollar conocimiento de alto nivel. “Esto también nos abre la puerta para diseñar estrategias que nos permitan crear plantas más tolerantes a este tipo de contaminación. La idea es poder transferir el conocimiento obtenido a especies de importancia económica para evitar los efectos negativos, junto con la bioacumulación de este tipo de material en tejidos vegetales que, eventualmente, podrían ser usados para consumo animal humano y no humano”, concluye Ariel Herrera.

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