Claves para reconocer cuándo algo es biodegradable o degradable

  • Ambos conceptos son muy utilizados en diversas campañas publicitarias para dar a conocer sus productos y, en muchos casos, se utilizan como sinónimos. Pero, esto no siempre es real o responde a validaciones técnicas para justificar la descripción comercial.

 

Actualmente el concepto de sustentabilidad o ecología marca tendencia y cada vez más personas se unen a iniciativas con la finalidad de cuidar el planeta y ser más conscientes de cómo contribuir al cuidado del medioambiente. Sin embargo, existen conceptos que son utilizados a diario en medios de difusión masivos y no todos saben a qué apuntan realmente, como por ejemplo biodegradable o degradable. Pero, ¿realmente la sociedad sabe diferenciarlos o qué características tienen cada una de ellos?

 

“Todo lo material es biodegradable, pero algunos materiales son más biodegradables que otros”, señala Alberto Contardo-Sfeir, fundador de Empaque Sustentable, quien explica que

si bien biodegradación y degradación parecen significar lo mismo, definitivamente no es así. Es por esto que surge la necesidad de aclarar sus diferencias e implicancias, con el objetivo de tomar mejores decisiones al adquirir y “desechar” productos.

 

Biodegradable:

En el tiempo que las personas demoran en comer una manzana comienza a oxidarse, se biodegrada, explica Alberto Contardo-Sfeir: “Este es un ejemplo de biodegradación espontánea y rápida. En tanto, si dejas una botella plástica bajo tierra, en el desierto, en la nieve o sumergida en las profundidades del océano por décadas, la encontrarás tal cual la dejaste. Esto es un ejemplo de biodegradación lenta, que no nos sirve”, afirma.

La Agencia Europea de Medio Ambiente define biodegradación como “la capacidad de descomponerse rápidamente por medio de microorganismos bajo condiciones naturales (aeróbicas/anaeróbicas).”

Asimismo, la empresa Volta en Chile define biodegradable como “capaz de desintegrarse y descomponerse de manera natural por la acción de agentes biológicos como microorganismos, junto a otras condiciones ambientales que se dan en la naturaleza, como la presencia de sol o agua”. Así, el producto inicial termina por transformarse en CO2, agua, nutrientes o biomasa.

El profesional de Empaque Sustentable enfatiza en que ambas definiciones son claras y la clave es el tiempo. “Si todo se biodegrade, lo esencial es que se degrade rápido y en condiciones factibles”.

Para validar esto, existen normativas internacionales aplicadas a materiales de origen vegetal, que son consideradas biodegradables debido a que pueden descomponerse en condiciones de compostaje industrial y doméstico dentro de parámetros de tiempo aceptables con rangos de 26 a 52 semanas máximo.

 

 

“Por más esfuerzo que tu marca favorita realice y diga que sus productos o empaques son biodegradables, si este no está certificado y no cumple con estos parámetros de tiempo y condiciones de biodegradación, es necesario repensar si queremos o no consumirlas, porque quizás sólo estarás enterrando basura en tu patio”, sentencia Alberto Contardo-Sfeir.

 

 

Degradable:

“Si tomas un martillo y rompes una botella plástica hasta convertirla en pedacitos muy pequeños de plásticos, casi imposibles de ver, estás degradando el plástico de esa botella. Si agregas un elemento químico capaz de fragmentar una bolsa de plástico y modifica su morfología de rígido a líquido, el plástico de igual forma seguirá ahí”, explica el profesional de Empaque Sustentable.

El profesional señala que el término degradable es tan usado para hacer greenwashing (término utilizado en los ‘80 para señalar a marcas que utilizan conceptos ecológicos para limpiar su imagen) como biodegradable y es incluso más complejo de entender y deducir que biodegradable.

Los elementos degradables fundamentalmente se fragmentan, no se descomponen, y requieren de reacciones químicas para esto, no de microorganismos o factores ambientales.

“Al fragmentarse no desaparecen, siguen ahí. Se transforman en micropartículas que pueden desaparecer de la vista, pero permanecen y pueden contaminar fuentes de agua, tierra agrícola e incluso aparecen restos en animales de consumo humano” sentencia Alberto Contardo-Sfeir.

 

A los materiales degradables se les agregan aditivos químicos para que se fragmenten y desaparezcan de la vista. Tecnologías como los plásticos oxo-degradable fueron promesas que por mucho tiempo engañaron al ojo humano y fueron ampliamente aplicadas por falta de regulación y ética de las empresas.

 

El profesional de Empaque Sustentable es categórico en señalar que, si una marca dice que sus productos son degradables: “Exige una explicación y certificación técnica que demuestre que el resultado del proceso de degradación no es tóxico o tiene implicancias directas o indirectas para el medio ambiente o la salud de las personas”.

Para más información ingresa a www.empaquesustentable.cl y @empaquesustentable

 

 

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