El auge de la tecnología y la creciente adopción de dispositivos móviles y plataformas digitales han modificado la forma en que los consumidores interactúan con las empresas de consumo masivo. Los consumidores digitales esperan una experiencia de compra personalizada, rápida y conveniente, y, a su vez, las compañías buscan adaptarse a estas nuevas expectativas para mantenerse relevantes en el mercado.

En este marco, no es menor resaltar este dato: un estudio dado a conocer recientemente por We Are Social y Hootsuite, señala que el 62.7% de los chilenos compró un producto o servicio vía online semanalmente, durante enero de 2023. Otro de BlackSip, indica que el e-commerce chileno alcanzó ventas por comercio electrónico equivalentes a US$7 mil millones en 2021, un 23% superior a lo reportado en 2020.

De ahí a que las empresas de consumo masivo estén trabajando por mejorar su oferta ante el nuevo consumidor digital, a través de la implementación de estrategias como la recopilación de datos de esta clientela “virtual”.

Es así como en el contexto de la fuerte transformación digital que vive el país y Latinoamérica, la inteligencia de negocios ha ido tomando una notoria posición para, a través de diferentes herramientas y algoritmos, descubrir patrones y relaciones significativas en grandes conjuntos de datos.

En estricto rigor, la implementación de esta tendencia permite, además de analizar grandes cantidades de datos de los consumidores, como las preferencias de compra, las tendencias de compra y los patrones de comportamiento, facilitar a las empresas a tomar ciertas orientaciones basadas en datos certeros, en lugar de centrarse en suposiciones o conjeturas. Por esto, es de gran relevancia, pues el análisis de los datos de quienes compran, entre otros, colabora en la optimización de recursos y en lograr una mayor satisfacción en el cliente.

En base a todo lo anterior, el estudio de este gran conjunto de información permite identificar con mayor facilidad patrones y tendencias, como la selección de productos, la optimización de precios, la planificación de la demanda, e incluso la colocación del producto en las góndolas.

En resumen, la inteligencia de negocios es esencial para las empresas de consumo masivo y su vínculo con los actuales consumidores digitales, ya que les permite comprenderlos mejor, supone asumir una eficaz toma de decisiones, y terminan por personalizar la experiencia del cliente, aumentando las oportunidades de venta cruzada y venta adicional. Sin dudas, aspectos necesarios para considerar en la realidad de las empresas chilenas, en su búsqueda por mejorar el vínculo con quienes los prefieren.

 

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