- Con esta propuesta, clave para la gestión de estos residuos orgánicos biodegradables, Chile tiene la oportunidad de reducir su dependencia de los rellenos sanitarios, las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) y avanzar hacia una matriz energética aún más sustentable. Esta tecnología, ya probada en países como Alemania y Suecia, ya se instala como una opción relevante en la generación de energía limpia.
Chile, octubre de 2024. En los últimos años, el interés de la sociedad y la institucionalidad por el tratamiento y reducción de desechos aumentó considerablemente. Sin embargo, gran parte de la discusión gira en torno a los plásticos y otros materiales artificiales, mientras que poco se habla de los residuos orgánicos. Es allí donde modelos de países desarrollados toman ventaja, transformando este tipo de residuo en energía renovable y recursos reutilizables ¿Su mecanismo? las plantas de biogás.
Según estima el Ministerio del Medio Ambiente, los residuos orgánicos representan al menos el 50% de la basura generada en Chile. Y si bien a pequeña escala existen métodos como el compostaje, el Estado es enfático en señalar que se requieren medidas a escala para mejorar el aprovechamiento de los residuos.
Es allí donde el biogás, una tecnología que convierte residuos orgánicos en energía limpia a través de la digestión anaerobia, se presenta como una solución efectiva, tanto en términos de manejo de residuos como de generación de energía renovable. Matías Errázuriz, CEO de Genera4, empresa referente en el país en las construcciones y manejo de plantas de biogás, explica que “en Chile, estamos en un punto clave para acelerar la transición hacia el uso de biogás como herramienta para reducir la dependencia de rellenos sanitarios, y al mismo tiempo, contribuir al cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”.
¿Qué son las plantas de biogás?
Las plantas de biogás son instalaciones que valorizan residuos orgánicos biodegradables mediante un proceso de digestión anaerobia, donde microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno. El resultado es biogás, una mezcla rica en metano que puede ser utilizada para generar electricidad, calor o transformarse en biometano, un gas natural renovable que puede ser inyectado a las redes de gas. Además, el proceso transforma los residuos en un producto conocido como digestato, el cual es un bioabono que puede ser utilizado para fertilizar suelos agrícolas, forestales y mejoramiento de suelos degradados.
A diferencia de los rellenos sanitarios, que son fuentes significativas de emisiones de metano no controladas y que generan problemas ambientales y malos olores, las plantas de biogás capturan y utilizan el metano producido durante la biodegradación de los residuos orgánicos, evitando su liberación al medio ambiente. Además, ocupan menos espacio y el proceso es realizado en procesos cerrados, controlados y con sistemas que evitan la emanación de olores, lo que reduce significativamente el impacto sobre comunidades cercanas en comparación con otras soluciones.
Errázuriz agrega que “las plantas de biogás no solo ayudan a reducir las emisiones, sino que también transforman un problema ambiental, como los residuos orgánicos, en una oportunidad económica y energética. Es una tecnología que puede coexistir sin problemas con las comunidades, ya que nuestras plantas operan con sistemas herméticos que no generan olores y tienen normas de seguridad muy estrictas».
Impacto internacional
El éxito del biogás ha sido demostrado en países como Alemania, que cuenta con más de 10.000 de estas plantas que generan una capacidad instalada de casi 5 GW de electricidad, suficiente para abastecer a millones de hogares. Asimismo, en Suecia, el biogás juega un rol crucial en la sustitución de combustibles fósiles, donde se logró reemplazar hasta el 50% del gas natural domiciliario y de transporte utilizado en el país por biometano.
A la fecha, la Asociación Internacional de Biogás (WBA) estima que en el planeta existen unas 132 mil plantas de este tipo. Sin embargo, si la cifra llega al millón para 2030, según los compromisos de la Unión Europea y el ritmo de crecimiento de otros países, se estima que este tipo de reutilización de residuos orgánicos podría reducir un 12% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
«Una sola planta de biogás de mediana escala podría producir suficiente energía para abastecer a más de 5.000 hogares, mientras que el biometano producido puede ser una fuente de gas natural renovable», explica el CEO de Genera4. «Chile tiene el potencial de replicar el éxito de Alemania y Suecia, y avanzar hacia una matriz energética más verde con el biogás como protagonista», finaliza.
Equipo Prensa
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