La necesidad de mitigar y subsanar el enorme déficit de viviendas obliga a explorar nuevas alternativas a fin de tomar acciones que exigen la máxima premura. La madera de ingeniería emerge como la mejor opción, dada su alta disponibilidad en el mercado y el notable mejoramiento de sus propiedades, gracias a la investigación y la innovación. 

 

El déficit habitacional en Chile es un tema tan significativo como acuciante y es prioritario buscar soluciones. Las propuestas son diversas, tales como la rehabilitación de extensos paños en sectores degradados, conversión de antiguos edificios de oficinas en viviendas, recuperación de edificios patrimoniales, permuta de suelos céntricos ocupados por industrias y el fomento de la autoconstrucción particular -tipo “mansarda”- en casas de un solo piso.

 

La madera ha comenzado a ocupar un lugar central en este asunto, debido a su versatilidad, flexibilidad, resistencia, aislación, sustentabilidad y asequibilidad, merced al mejoramiento de este noble material a través de la innovación, la investigación aplicada y el desarrollo.

 

Hay quien duda de la conveniencia de construir con este material. Se asume que, por ser un “material ligero”, es menos resistente en comparación a otros más costosos y pesados, como el ladrillo. Los tableros OSB y los contrachapados, HDO, MDO, PSF, así como otros productos fabricados con madera de ingeniería, como vigas laminadas (glulam) y CLT, satisfacen todas las exigencias de desempeño, y de ello dan cuenta las certificaciones que proporciona la APA- The Engineered Wood Association, que viene a coronar un proceso exhaustivo con base en variables como la durabilidad del material, número de aserradero y la categoría de espesor, etc.

 

Otro dato a considerar es que el panel OSB, que cuenta con certificación APA ya alcanza una cuota en el mercado nacional que trepa al 80%. La explicación es su consistencia uniforme y la estabilidad de sus dimensiones. Tanto ha avanzado la madera de ingeniería que ya es realidad la construcción de edificios como los que vemos en ciudades como Vancouver (18 pisos), Viena (24 pisos) y Londres (9 pisos). En Brumunddal, Noruega, se encuentra el “rascacielos” de madera más alto del mundo con casi 85 metros de altura, llamado “Mjøstårnet”, inaugurado en marzo de 2019.

 

Vistos estos antecedentes, desde APA llamamos a los profesionales vinculados a la industria de la construcción a levantar la mirada y mirar soluciones de constructibilidad más eficientes y al alcance de la mano.

 

La construcción con madera de ingeniería permite un ahorro que, según los cálculos de APA- The Engineered Wood Association, oscila entre el 22% y el 61%. Una razón más que poderosa para inclinarse por un material noble, renovable, resistente y que tiene una menor huella de carbono para el ambiente.

 

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