por Claudio Suau, Jefe de Productos en WCS South America
El Edge Computing ha sido definido de muchas formas, como un paradigma, arquitectura y una solución a un mundo cada vez más demandante de velocidad e inmediatez. Y es todo esto y quizás más, pero para poder entender mejor su importancia es necesario conocer lo que llega a cambiar.
Hoy en día en el que la tecnología convive con nosotros hasta en las tareas más básicas, es bueno recordar cómo nos permite acceder día a día a nuestros correos, redes sociales, cuentas bancarias y un largo etcétera, a través de diversos dispositivos, los que constantemente se están conectando con la nube, que no es más que otra manera de referirse a sistemas fuertemente centralizados, enviando y recibiendo datos por medio de la red.
Pero cada día hay más dispositivos conectados, lo que implica estar en una carrera constante para mejorar la nube, hacerla más potente, así como las redes, para que más dispositivos puedan comunicarse con la nube al mismo tiempo. Esto último está cada vez más cerca gracias a la adopción del 5G, que permite incrementar la velocidad de conexión y el ancho de banda.
Sin embargo, el sistema centralizado persiste. Y es aquí donde entra el Edge Computing, ya que faculta a dispositivos cercanos al usuario para procesar al menos parte de sus datos y darles una respuesta mucho más rápida a sus requerimientos, evitando así saturar la red y sobrecargar la nube. Es decir, descentraliza el sistema, pues busca siempre el camino más corto para los datos del usuario, reduciendo el tiempo para el lado del usuario, y la carga para el sistema.
El Edge Computing es un gran paso tecnológico que involucra múltiples soluciones a diversos problemas: soluciones para mejorar la infraestructura, software que permita sacarle el máximo provecho a la infraestructura actual y diseños de arquitectura que integren tanto equipos como softwares.
Así, la Banca, el Transporte, el Retail, la Salud, la Seguridad y muchas otras, están entre las industrias que utilizan el Edge Computing. En Seguridad, por ejemplo, ya es posible procesar localmente los videos de vigilancia, haciendo uso de herramientas de software que detectan y alertan a las autoridades de posibles actos delictivos. En Salud, hace tiempo hay reconocimiento automático de imágenes en los exámenes médicos, posibilitando la detección temprana de diversas enfermedades.
En ese contexto, Edge Computing tiene importantes retos por delante, pues buena parte de los dispositivos que se benefician del Edge Computing son equipos del mundo IoT, cuyos fabricantes no han tomado los resguardos para que estos cumplan con varios de los estándares de seguridad informática, lo que los vuelve blancos fáciles de ataques maliciosos.
Asimismo, al tener todo el procesamiento de los datos en un único lugar, los sistemas centralizados son más fáciles de gestionar, lo que se dificulta cuando se añaden dispositivos en el sistema y se distribuye el procesamiento de los datos.
Por otro lado, al incrementar la cantidad de dispositivos en un sistema, también se incrementa la cantidad y complejidad de su mantenimiento para garantizar que permanezca operativo y pueda seguir entregando la misma calidad de servicio en el tiempo.
Todos estos puntos son solucionables, pero requieren un mayor compromiso por parte de los fabricantes y mejores soluciones de software que permitan compensar estas falencias de dispositivos que ya están en uso y forman parte de la infraestructura
Equipo Prensa
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