Por: Rodrigo Garay, Country Manager de Gi Group Holding
En los últimos meses, se ha detectado en Chile una nueva modalidad de estafa laboral. Todo comienza con una llamada telefónica donde una voz femenina asegura que el currículum del postulante es perfecto para un puesto y lo invita a agregar un número a WhatsApp para obtener más detalles de la oferta. Sin embargo, esta comunicación no tiene nada que ver con un empleo real: al establecer contacto, los estafadores envían enlaces fraudulentos que buscan robar datos personales o, en algunos casos, exigir pagos para continuar con el proceso ficticio.
Las empresas de reclutamiento y selección tenemos una responsabilidad clave en este tema. Garantizar que nuestras interacciones sean siempre seguras y transparentes no solo protege a los postulantes, sino también refuerza nuestra credibilidad. Acciones simples, como utilizar solo correos electrónicos oficiales o nuestras propias plataformas, pueden marcar una gran diferencia. Además, es vital informar a los postulantes sobre cómo identificar ofertas de empleo auténticas y compartir alertas sobre posibles fraudes.
Para quienes buscan trabajo, hay pasos sencillos pero efectivos para protegerse. Hay que confirmar que las ofertas provienen de sitios oficiales, evitar compartir información sensible y denunciar cualquier oferta sospechosa son medidas clave. Cada denuncia ayuda a prevenir que otras personas caigan en estas trampas.
Si queremos reducir estas estafas a largo plazo, necesitamos educar y crear conciencia. Talleres de ciberseguridad, tecnologías que detecten fraudes y leyes más estrictas contra los delitos digitales son herramientas fundamentales. La colaboración entre países también es crucial, ya que muchas de estas redes operan a nivel internacional.
Sabemos que las estafas laborales no solo perjudican a quienes las sufren directamente, sino que también deterioran la confianza en todo el mercado laboral. Es responsabilidad de todos trabajar juntos para combatir este problema.
Equipo Prensa
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