Para que las organizaciones puedan obtener la certificación como empresas B deben llegar a los 80 puntos en las evaluaciones que miden desempeños en diversas áreas, como: comunidad, gobernanza, trabajadores, medio ambiente y clientes, según el Sistema B en Chile.

Con más de cuatro años de experiencia y liderado por mujeres, aBanza logró consolidarse en la región del Biobío destacando los beneficios a largo plazo de la obtención de las certificaciones B para las empresas.

“Nuestro objetivo radica en posicionar a nuestros clientes como actores relevantes y agentes de cambio dentro de sus respectivos sectores. Ayudándoles a medir su impacto y generar valor para sus comunidades. En el Biobío, estas acciones siguen fortaleciendo el ecosistema empresarial sostenible”, destaca Camila Morales, gerente general y co-founder de aBanza.

Las empresas debieron adaptarse a cambios culturales significativos, ya que debieron cambiar la visión de sostenibilidad y adoptarla como una ventaja competitiva y no solo como un cumplimiento normativo. Debido a esto, también modificaron políticas internas por unas más robustas e implementaron la inversión de energías limpias para instaurar un mayor compromiso con la comunidad.

Además, la certificación B hace que los nuevos inversionistas se encuentren curiosos por participar, ya que según un estudio de Approaching the future menciona que estos negocios, poseen: 58% de mayores expectativas en la sociedad, 42% en exigencia regulatoria, 33% de convencimiento personal y un 26% de resiliencia demostrada.
El efecto de una acción sostenible es multiplicador, Morales comenta que “al obtener una certificación B, las empresas se convierten en referentes para sus pares, impulsando que las demás también se unan al movimiento”.

Uno de los mayores desafíos de aBanza fue el hecho de que las organizaciones vieran como una inversión a largo plazo y no como un gasto a la sostenibilidad. Además, de que la certificación B era percibida sólo como un “nice to have”, mientras que es un imperativo estratégico dentro de los negocios en la actualidad.

En Chile el futuro de las certificaciones B se encuentra ligado a los criterios ESG, es decir, ambientales, sociales y de gobernanza en las decisiones corporativas. También, se debe contar con un aumento en la transparencia y responsabilidad por parte de los negocios. Por esto, aBanza se posiciona como un ente estratégico, pues ayuda a que las organizaciones de todos los tamaños estén a la vanguardia de las regulaciones internacionales y locales.
Un estudio realizado en 2023, por Iniciativa Chile Sostenible, menciona que las empresas chilenas tienen rendimientos en áreas de Gobernanza del 57%, en Medio Ambiente 40%, y en aspectos Sociales 42%. Esto demuestra que, si bien, hay áreas específicas donde las empresas están mejorando, aún hay un gran margen de crecimiento, lo cual sortea la incertidumbre económica de manera efectiva, según Adpsys.

“Ofrecemos herramientas estratégicas, medición de impacto, acompañamiento, y más, para asegurar que las organizaciones no solo cumplan con las normativas, sino que también puedan aprovechar las oportunidades que surgen de una gestión sostenible efectiva”, destaca la Gerente General y Co-founder de aBanza.

aBanza planea lanzar una nueva línea de negocio que permita acompañar ágilmente a las organizaciones, ayudándoles a adaptarse más rápido y de una forma innovadora. Además, de buscar ampliar el alcance a otros países, llevando su modelo de sostenibilidad a más mercados, potenciando el impacto positivo a nuevas regiones.

 

 

 

 

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