Un 80% de las personas reconoce que su forma de pensar afecta su capacidad de generar ingresos. Expertos advierten que la culpa y la vergüenza condicionan las decisiones financieras de los chilenos, especialmente en fechas como la Navidad.

Diciembre 2024.- La relación de los chilenos con el dinero no es del todo sana. Emociones como la culpa y la vergüenza se cuelan en las decisiones financieras cotidianas y, especialmente en diciembre, se transforman en hábitos que pueden resultar perjudiciales. Gastar más de lo que se puede, endeudarse para agradar a otros o sentir culpa por el éxito económico son solo algunos de los síntomas de esta “relación tóxica” con el dinero.

“Nos cuesta cobrar, nos cuesta recibir, y muchas veces gastamos de más buscando aceptación. Las emociones no resueltas terminan gobernando nuestras finanzas. Estas decisiones tienen su raíz en creencias limitantes que se instalan en la infancia. Frases como “la plata no da la felicidad” o “el que nace pobre, muere pobre” actúan como programaciones inconscientes que, sin darnos cuenta, seguimos repitiendo en la adultez, señala Claudio Olmedo, director y cofundador de Acción Global.

El problema, entonces, no es solo la falta de recursos. Para muchas personas, las emociones negativas influyen más que cualquier cálculo financiero. “El dinero importa. Si no puedes cubrir tus necesidades básicas, la infelicidad es inevitable. Decir lo contrario es autoengañarse”, añade Olmedo.

La forma de relacionarse con el dinero también tiene diferencias según el género. Los hombres, culturalmente, ven el dinero como una demostración de éxito y poder, lo que los lleva a tomar riesgos financieros mayores. “Nos compramos autos caros, relojes llamativos, pensando que impresionamos a las mujeres, pero en realidad estamos impresionando a otros hombres”, comenta el experto.

En contraste, las mujeres tienden a manejar el dinero con más cautela, enfocándolo en el bienestar familiar. Sin embargo, esto también puede volverse una carga. “Muchas mujeres llevan la culpa de que algo no alcance. Hacen rendir cada peso, pero a veces olvidan priorizarse a sí mismas”, explica.

Según un estudio de Acción Global, el 80% de las personas que trabajaron en su mentalidad financiera lograron generar nuevas formas de ingresos, y un 73% encontró formas de generar dinero sin dinero, lo que confirma que la raíz del problema no es económica, sino emocional. Para transformar esta relación, Olmedo recomienda tres prácticas simples: cuestionar las creencias, revisando frases como “el dinero es sucio” o “la plata no importa”; aprender a recibir, aceptando gestos económicos sin sentirse en deuda; y agradecer todo ingreso, valorando desde los montos pequeños hasta las grandes sumas.

En fechas de alto consumo, como la Navidad, el desafío no es solo ajustar el presupuesto, sino entender las emociones detrás de cada gasto. “Muchas veces compramos por culpa, por vergüenza o por querer encajar, y eso no se resuelve con números, sino con un cambio de mentalidad”, concluye Olmedo.

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