Por: Matthew Moberg, gestor de carteras de Franklin Templeton
La innovación está en todas partes. Al disolverse una plataforma, surge otra: La transformación energética. No se trata de una idea nueva: abordar el cambio climático y reducir las emisiones de carbono ha sido un objetivo de las economías industrializadas durante décadas. Sin embargo, como escribimos a principios de 2022, las perturbaciones externas pueden acelerar el crecimiento.1 Creemos que la guerra entre Rusia y Ucrania, unida —no por casualidad, sino en parte como respuesta a la guerra— a la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación, fomenta nuevos tipos de generación de energía en Estados Unidos. En conjunto, esto representa un punto de inflexión que debería conducir a una aplicación materialmente mayor de nuevas innovaciones en el espacio energético.
La transformación de nuestras fuentes de energía a partir de combustibles fósiles será uno de los mayores gastos de capital de la historia humana. Históricamente, la transición de una economía a una nueva fuente de energía ha llevado entre 50 y 60 años.2 Será necesario aumentar la producción a partir de múltiples fuentes, como la solar, la eólica, el hidrógeno, la nuclear, el agua, la geotérmica y nuevas formas de energía.3
Cada uno de estos métodos de producción recibirá probablemente más financiación, lo que creemos que dará lugar a más innovación y nuevas soluciones. Además de la innovación en la producción, la mayor complejidad de la red4,5 dará lugar a una mayor inversión en la distribución de energía, no solo a escala comercial —ya que la intermitencia será más frecuente y hará que la energía sea más compleja de enrutar— sino también a escala residencial, ya que la resiliencia frente a los cortes de energía anima a más propietarios individuales a optar por generar su propia energía o tener una fuente de energía de reserva.
Por último, creemos que los patrones de consumo de energía cambiarán, centrándose en la optimización a través de la eficiencia energética, la electrificación (cuando sea factible), la retroalimentación basada en datos para mejorar los procesos y las soluciones distribuidas para proporcionar flexibilidad a escalas más pequeñas.
La energía es el eje de una economía industrializada, y las economías con precios de la energía estructuralmente más bajos —aquellas con capacidad de resiliencia ante las crisis— tienen una ventaja de costes integrada. A medida que el mundo se vuelva más multipolar, la seguridad energética ganará en importancia y será más crítica para la competitividad económica.
Notas
- Fuente: Moberg, Matthew; y Rogal, Kelly: «Perspectivas sobre la innovación: la guerra, la pandemia y la inflación: ¿son las perturbaciones un impulso a la innovación? Nosotros creemos que sí», Franklin Templeton Insights, 22 de junio de 2022.
- Fuente: Vaclav, Smil: «A global transition to renewable energy will take many decades» (‘la transición mundial hacia las energías renovables llevará décadas’), Scientific American, 1 de enero de 2014.
- Fuente: «Annual Energy Outlook 2022: with projections to 2050» (‘perspectivas energéticas anuales de 2022, con proyecciones hasta 2050’), Administración de Información Energética de EE. UU., 2022.
- Fuente: «The future of electric power in the United States» (‘el futuro de la energía eléctrica en Estados Unidos’). Washington DC: The National Academies Press, 2021.
- Fuente: «How to increase grid resilience through targeted investments» (‘cómo aumentar la resiliencia de la red mediante inversiones específicas’), McKinsey & Company, 20 de diciembre de 2021.
Equipo Prensa
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