Los ecosistemas naturales desempeñan un papel importante en la regulación del clima y pueden ayudar a secuestrar y almacenar carbono, de ahí la importancia de aquellas iniciativas que buscan proteger estas áreas amenazadas, pero que necesitan de colaboradores para poder lograr este importante objetivo.
En septiembre el reporte elaborado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), alarmaba al mundo entero al revelar que la capacidad de restauración de la Amazonía se está agotando y, de seguir con el ritmo actual de deforestación, el pulmón verde del planeta, tal y como lo conocemos hoy, no llegará a 2025.
Así también lo confirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), quienes en el marco de la recién realizada COP27, explican que la pérdida de biodiversidad ya está teniendo importantes repercusiones en el cambio climático regional y mundial. Por lo mismo, la entidad asegura que los esfuerzos para reducir la deforestación y la degradación de los bosques y restaurar los ecosistemas, podrían contribuir a reducir las emisiones anuales de gases de efecto invernadero.
Y esa es la luz de esperanza que usa como bandera de lucha la Fundación Cuidemos Paraísos con su proyecto Somos Bosques, que tiene el objetivo de crear áreas naturales protegidas en bosques nativos de alto valor ecosistémico en estado de amenaza. Iniciativa que actualmente busca recaudar fondos para adquirir 17 hectáreas en la localidad de Palguín Alto, comuna de Pucón, que resguardan importantes vertientes de agua en su cabecera de cuenca fundamentales para la cuenca del Trancura.
“El área que buscamos proteger es un paraíso de biodiversidad, por el cual la fundación lleva su nombre. En estos bosques templados lluviosos habita una amplia diversidad de especies nativas y endémicas, además de ser el hábitat de varias especies en riesgo de extinción, como el Monito del Monte, la Ranita de Darwin y el Pájaro Carpintero Grande”, explica Coral Herencia, directora de Proyectos de la Fundación Cuidemos Paraísos, y enfatiza en que se trata de un bosque Nothofagus, “un tipo de bosque nativo conformado principalmente por Coihues, Raulíes y Robles. Asimismo, la zona es una cota previa a la de las cumbres de Lengas y los tan importantes Pehuenes. Es la zona buffer o cinturón verde del Parque Nacional Villarrica, protege el acceso que se genera a través de la Cuenca del Palguín”.
La zona en donde se encuentra el terreno que se busca proteger, fue reconocida en el 2007 por la UNESCO como una importante reserva de la biósfera a nivel global. Por eso es fundamental su protección y resguardo como área de conservación de la vida silvestre, para la cual la Fundación busca adquirir el terreno y aplicar el Derecho Real de Conservación, instrumento jurídico que garantiza el resguardo, a perpetuidad, del uso de suelo de este bosque, para la conservación de la biodiversidad.
En la actualidad, el área que se busca proteger está bajo amenaza de empresas extractivistas y empresas inmobiliarias que, si bien tienen distintos propósitos, el medio los lleva a lo mismo; la destrucción de un ecosistema vital para la restauración de la salud del planeta. Y es que como lo explica el filósofo, biólogo, y actual director del Centro Internacional Cabo de Hornos (Chic-Umag), Ricardo Rozzi, “la civilización y cultura actual se ha olvidado de sus orígenes. Desde que los líderes del mundo comenzaron a preocuparse más del desarrollo económico, bajo la perspectiva de una ética biocultural he criticado que venimos en una debacle. Como dijo en la COP 27 el secretario general de las Naciones Unidas, António Gutiérrez; ´en la lucha contra el cambio climático parece que no hemos encontrado la salida correcta de la autopista al infierno´”. En esta línea, Rozzi afirma que es cosa de mirar las estadísticas y ver como desde los años 50 se disparan la producción de plástico, las emisiones de carbono y así una serie de impactos directos en el medioambiente que, comenzaron con la proliferación de los gases de efecto invernadero que hoy nos tienen con una crisis de cambio climático global que está a punto de ser irreversible.
El experto asegura que por el hecho de vivir en un mundo tan conectado digitalmente y regido por grandes compañías que imponen la agenda económica, noticiosa y social, es que hemos perdido la conexión con lo esencial que es la naturaleza y principalmente los bosques. De este modo, respondiendo a esta problemática es que nace la Red de Guardianes de Bosques Nativos, de Fundación Cuidemos Paraísos, la cual tiene el objetivo de convocar, reunir y crear una red internacional de personas que aman y se sienten comprometidas con el cuidado de la naturaleza y sus principales ecosistemas.
“La red vincula a profesionales de diversas áreas y países, la colaboración se realiza a través de aportes de inscripción a una membresía anual, que va recaudando los fondos requeridos para adquirir el área que buscamos proteger. Esta red es una escuela de aprendizajes en torno a la ciencia del bosque, haciendo a los miembros partícipes de la investigación, las publicaciones y actividades que realiza la fundación, entregando en reciprocidad distintos beneficios anuales”, explica Coral.
Rozzi, quien además es ecólogo y miembro activo de la Red de Guardianes de Bosques Nativos de la ONG, explica que tanto la iniciativa como la fundación ofrecen una visión alternativa para esta problemática y que pone el valor de la vida por encima del valor del capital. “La red, tiene un sentido profundo que es la actitud de ser guardianes lo que significa recuperar y valorar el sentido de observar la naturaleza para aprender de ella y protegerla”.
La red actualmente cuenta con 168 miembros, logrando reunir a personas de distintas profesiones y oficios, distribuidos en países como; Chile, Perú, EEUU, Alemania, Francia, Italia, Suiza y Australia. Y así espera seguir aumentando miembros hasta lograr recaudar los 280 millones de pesos necesarios para adquirir el terreno y declararlo área natural protegida.
“Sumarse a la Red de Guardianes de Bosques Nativos, es una convocatoria que invita a favorecer y priorizar la vida, y ser cohabitantes en el ecosistema que compartimos con animales, insectos, plantas, hongos, algas, valorando la biodiversidad que somos como especie a nivel local y global. Es una iniciativa de mucha relevancia que da sentido a la vida y nos hace amar el hecho de estar vivos, ya que nos permite ver la biosfera como un sistema de referencia que nos regala el sentido ético y material concreto de ser guardianes de los bosques”, finaliza Ricardo Rozzi.
Equipo Prensa
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