Por Tatiane Almeida, HR Director Latin America and Global HR People Partner for Services and Consulting de Red Hat.
¿Cuántas veces repetimos una palabra hasta que deja de tener sentido? Con las organizaciones es el mismo caso, si no somos parte de la cultura, si no sentimos que nuestro aporte importa, entonces el objetivo de la organización pasa a ser una frase repetida hasta el cansancio que carece de sentido. Es allí donde entra en juego un concepto fundamental de las organizaciones actuales: el liderazgo abierto.
El Open Management, como se lo conoce en inglés, estimula la participación colectiva y elimina el “no preguntes, confía en mí.” ya que la confianza sin invitación a las preguntas, no existe.
Un líder es la columna vertebral de la organización, pero cada empleado representa los huesos que la mantienen firme. Los líderes deben saber actuar a través del cambio en escenarios dinámicos y estar preparados para navegar mares tranquilos pero también con olas gigantescas.
En los últimos años, uno de los grandes desafíos que han encontrado los líderes ha sido tener que estar al frente de equipos que no necesariamente se encontraban en la misma habitación. La virtualidad, la distancia y las nuevas formas de trabajo hicieron que equipos enteros se localizaran en distintos puntos geográficos.
Allí es donde se puso a prueba uno de los puntos más importantes dentro del liderazgo abierto: guiar equipos a distancia y aún así mantener el sentido de pertenencia. Cuando regresamos a un estado de normalidad, en el que los equipos podían reencontrarse en persona, descubrimos algo nuevo: presencial no siempre significa estar presente.
Si nos centramos en la misión de las organizaciones, por definición es crear y creer en algo de gran impacto. El propósito, por otro lado, solía ser visto como herramienta de motivación, un mensaje inspiracional que impulsara el movimiento de los individuos. Hoy no es suficiente si no es compartido, no sirve de nada repetir la misión y visión de una empresa si no se sienten propias.
Debemos internalizar el verdadero sentido y procesarlo de tal forma que nos permita crear cambios sostenibles en el tiempo. Ser disruptivo en la era de la innovación es tener un ojo en la tecnología y el otro en las personas.
Cultura abierta es Open Management
Es fundamental saber gestionar recursos, y en ese sentido no podemos olvidar que, los humanos somos recursos valiosos y debemos descubrir cómo administrarlos. Somos individuos que viven inmersos en la cultura y es lo que nos hace sentir parte de algo, esa sensación de comunidad que tanto vemos reflejada en el código abierto quienes trabajamos en Red Hat.
¿Cuándo se comienza a transmitir la cultura? Lo antes posible, al construir los equipos. El proceso de onboarding es el primer acercamiento de una persona para tener un sentido de pertenencia con la cultura y con las personas, pero sobre todo con los líderes.
El trabajo colaborativo da lugar a un crecimiento mucho más ágil y consistente; no hay que reinventar la rueda, hay que hacerla más eficiente y humana. Quiénes estamos en la industria, tomamos mucho de la filosofía del Open Source, que tiene una base en la colaboración y la descentralización. Del universo TI al mundo, el trabajo abierto y colaborativo es posible, no importa la industria. Todos podemos hablar el mismo código.
El Open Management elimina obstáculos, prepondera la transparencia y hace que los objetivos sean siempre compartidos. Para que un líder sea realmente abierto, su equipo debe sentir que puede dar un paso al frente y vociferar lo que piensa. El propósito es lo que realmente importa, los resultados con foco en las personas. Un buen líder sabe escuchar. Un líder abierto sabe cuando escuchar, cuando hablar, cuando actuar y cuándo dejar que otros sobresalgan.
Ser un líder de gestión abierta no es solo dejar abierta la puerta de la oficina; es estar dispuesto a formar parte de las conversaciones, aceptar todo tipo de opinión y saber cuándo dar un paso al costado para que otro brille. La gestión abierta es la antítesis del Ego, no hay espacio para él dentro de un equipo abierto.
El proceso es el mismo, estar bien preparados, identificar las mejores estrategias, garantizar procesos eficientes y entregas realistas. Todo esto mientras los líderes generan el sentido de pertenencia y propósito que permitirá llevar a cabo el plan.
¿Qué lleva a un miembro de la organización a “tatuarse” a su compañía en la piel? Por empezar, es sentirla tan suya como del resto. En Red Hat tenemos ejemplos de personas que han decidido inmortalizar su paso por la compañía llevándola en la piel y ese es un ejemplo de su cultura que dice mucho más que las palabras.
Debe haber un match entre la empresa y su cultura, lo que se traduce en un mensaje sostenible en el tiempo y compartido por todos. Ya no es suficiente con objetivos profesionales, hoy se prioriza la cultura, algo mucho más arraigado en la esencia que el clima laboral. El clima representa algo pasajero y cambiante, la cultura es permanente y se construye a través de generaciones.
Aún así, se da una paradoja. Mientras se busca algo estable y generacional con la cultura, cada vez más lo disruptivo pasa a ser la regla… por lo que deja de ser disruptivo. Esto es el resultado de muchos años de trabajo, miles de puertas que se han cerrado para que otras permanezcan abiertas para siempre. El cambio cultural exige mucho del liderazgo abierto, se requiere compromiso, dedicación y colaboración junto con estrategia y buena comunicación.
El propósito compartido genera éxito colectivo. Un líder guía con el ejemplo, por lo que si bien en un open management se busca tener un espacio abierto y escuchar todas las voces, es fundamental tener una figura central que guíe ese camino con personalidad y dirección estratégica. Después de todo, en este viaje los líderes deben aprender la esencia del liderazgo con el ejemplo, trabajando de la mano con los liderados, enfatizando la colaboración, buscando crear conexiones a través de una cultura de aprendizaje constante, fracasos y experimentos.
Equipo Prensa
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