En lo alto del Cerro Pochoco, a 1.700 metros sobre el nivel del mar, emerge el Pochoco Lodge, una propuesta que combina arquitectura y experiencia de aislamiento en plena naturaleza. Creado por el arquitecto Cristóbal Labarca Bustamante, este refugio responde a un proceso personal de retiro espiritual que dio paso a una intervención arquitectónica discreta, pero profundamente conectada con su entorno.

Labarca, quien vivió durante seis meses en el cerro, relata cómo ese tiempo fue determinante para la idea del lodge. “Fue un período significativo, una pausa necesaria. Conversé con el dueño del terreno y obtuve la autorización para intervenir el lugar. Toda la obra exterior la realicé con amigos, poniendo en práctica mi formación como arquitecto”, explica. Las remodelaciones no solo respondieron a la funcionalidad, sino también a la búsqueda de una integración respetuosa con el paisaje.

La inauguración del lodge ocurrió a fines de noviembre pasado, con resultados inmediatos. Durante ese tiempo, Labarca fue ajustando detalles y mejorando cada aspecto del espacio. “La experiencia se fue moldeando con el uso. Lo que comenzó como un proyecto personal, evolucionó hacia un espacio de encuentro con la naturaleza”, comenta. Hoy por hoy, Labarca trabaja con Valentina Barrales, su socia, que se incorporó hace tres meses.

El Pochoco Lodge destaca no solo por su emplazamiento en la cima del cerro, sino también por las condiciones que impone el acceso al lugar. El ascenso se realiza a través de un camino apto para vehículos 4×4, una travesía que, según quienes la han recorrido, añade una cuota de adrenalina al viaje. El trayecto, rodeado de paisajes abiertos, prepara a los visitantes para la experiencia de desconexión que los espera en la cabaña.

Una pausa de la vida cotidiana

El diseño del lodge no busca lujo, sino equilibrio. Las instalaciones básicas, como los baños y duchas, fueron ejecutadas por maestros especializados, garantizando comodidad sin perder la simplicidad propia del entorno. La intervención fue cuidada en cada detalle, desde la pintura hasta los acabados finales, pero siempre manteniendo la esencia de un espacio de retiro.

Aislado en la cúspide del cerro, el lodge se presenta como un espacio donde la soledad es parte fundamental de la experiencia. Sin otros visitantes ni distracciones, los huéspedes encuentran en este refugio una pausa en medio de la vida cotidiana. El lugar no ofrece más que lo necesario, permitiendo que cada estadía se convierta en un momento de introspección.

La combinación entre paisaje y arquitectura transforma al Pochoco Lodge en un testimonio de la posibilidad de habitar las alturas de manera consciente. La mirada desde la cabaña abarca una panorámica completa de Santiago, permitiendo contemplar la ciudad desde una distancia física y simbólica, ofreciendo una perspectiva distinta sobre el espacio urbano.

Con esta propuesta, Cristóbal Labarca no solo buscó levantar un refugio, sino materializar una forma de habitar que invita a la pausa y la reflexión. El Pochoco Lodge se convierte así en un punto de encuentro entre lo natural y lo humano, donde la altura del cerro no solo es física, sino también una invitación a elevar la mirada.

El Pochoco Lodge representa la evolución hacia un Lodge 2.0, combinando la hospitalidad con una nueva visión del emprendimiento. Más que un espacio de alojamiento, es una plataforma para crear experiencias significativas que conecten a las personas con la naturaleza. A través de la realización de eventos y actividades al aire libre, el lodge busca inspirar una segunda mirada hacia los cerros y montañas, fomentando la exploración consciente y el respeto por el entorno natural. Con este enfoque, el Pochoco Lodge se posiciona como un referente en la integración del turismo, la aventura y el desarrollo sostenible, acercando a la comunidad a los paisajes y desafíos del mundo outdoor.

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