Hace algunos días, se conoció el caso de un montañista húngaro que sufrió hipoxia en el Volcán Ojos del Salado, en la Región de Atacama, lo que reavivó la discusión sobre los riesgos de la altitud en expediciones de montaña. Cerros como el Pintor (4.180 m), Leonera (4.954 m) y Plomo (5.424 m) atraen a cientos de deportistas cada año, pero si no se toman precauciones, el mal de altura puede poner en jaque la experiencia y, en casos graves, la salud de los excursionistas.
Puma Adventures, agencia especializada en expediciones de montaña, ha alertado sobre la importancia de una preparación progresiva para enfrentar la altitud. Javiera Vidal, cofundadora de la agencia, recalca que la aclimatación es fundamental. “No se recomienda pasar de la ciudad a los 5.000 metros sin antes exponer al cuerpo a alturas intermedias. Lo ideal es realizar actividades previas en rangos de 3.000 a 4.000 metros para que el organismo se adapte de manera segura”, explica.
Otro factor clave es la hidratación y la alimentación, aspectos en los que Vicente Verdugo, también cofundador de Puma Adventures, hace hincapié. “La altitud deshidrata más rápido de lo que la gente cree, y si a eso se suma una mala alimentación, el rendimiento baja drásticamente. Es esencial beber más agua de lo habitual y consumir carbohidratos para mantener la energía en la montaña”, señala.
El mal de altura puede presentarse con síntomas como dolor de cabeza, mareos y náuseas, y en casos graves derivar en edema pulmonar o cerebral. Vidal advierte que lo peor que se puede hacer es ignorar los signos. “Si aparecen síntomas, la única solución real es descansar o bajar. La altura no perdona y seguir avanzando en esas condiciones es peligroso”, enfatiza.
Para minimizar los riesgos en la alta montaña, Puma Adventures entrega cinco claves fundamentales para enfrentar la altitud de manera segura:
- Aclimatación progresiva:No subir de golpe a los 5.000 metros. Es recomendable realizar actividades previas en altitudes intermedias (3.000-4.000 metros) para que el cuerpo se adapte de forma natural.
- Hidratación y alimentación: Beber más agua y también bebidas isotónicas (sales minerales); priorizar alimentación balanceada con énfasis en el consumo de carbohidratos, ya que la altura deshidrata con mayor rapidez y el cuerpo necesita más energía para rendir bien.
- Ritmo y respiración:Mantener un paso constante y respirar profundamente. No se trata de velocidad, sino de resistencia y adaptación progresiva al esfuerzo físico.
- Ropa y protección solar:En la montaña, el clima cambia rápidamente y el frío puede ser extremo. Es fundamental vestirse en capas, usar bloqueador solar, lentes de sol y guantes para evitar quemaduras y congelaciones.
- Síntomas del mal de altura:Si se presentan dolores de cabeza, náuseas o mareos, es crucial descansar o descender. La altura no se negocia y continuar en malas condiciones puede ser peligroso.
Además de la aclimatación y la hidratación, el ritmo de ascenso es clave. Verdugo recomienda mantener un paso constante y controlar la respiración. “Muchas veces la ansiedad lleva a la gente a caminar rápido, pero en la altura no se trata de velocidad, sino de resistencia. Un buen ritmo y respiraciones profundas pueden marcar la diferencia”, explica.
Para quienes buscan aventurarse en la alta montaña, Puma Adventures ofrece expediciones guiadas con un enfoque educativo y preventivo. “Queremos que la gente disfrute la montaña de forma segura, con respeto por su propio cuerpo y por la naturaleza”, concluye Verdugo. Antes de emprender un ascenso, la clave está en la preparación.