La reciente aprobación del proyecto de ley que regula la Inteligencia Artificial (IA) en Chile es un paso significativo hacia la adaptación de nuestro marco legislativo a los desafíos del siglo XXI. En este contexto, la propuesta de un «Robotax» resuena con fuerza. Este impuesto a las empresas que implementan soluciones de IA busca mitigar los efectos adversos de la automatización en el mercado laboral, un tema que ya ha generado intensos debates a nivel global.
Con proyecciones que indican que la IA podría automatizar hasta el 25% de las tareas laborales en la próxima década, es evidente que el futuro del trabajo está en juego. La necesidad de gravar a las empresas que se benefician de esta tecnología es comprensible, pero debemos ser cuidadosos al diseñar un mecanismo que no desincentive la innovación. La recaudación debe estar destinada a programas de apoyo para los trabajadores afectados, garantizando que la transición hacia un entorno laboral más digital no deje a nadie atrás.
Sin embargo, el concepto de «Robotax» puede ir más allá de un simple impuesto monetario. ¿Por qué no considerar un modelo que grave el poder de cómputo? A medida que la demanda por este recurso crece, podríamos plantear que una fracción del procesamiento de las grandes corporaciones tecnológicas se destine a iniciativas sociales. Esto no solo aliviaría la carga sobre los trabajadores desplazados, sino que fomentaría una cultura de responsabilidad social en el ámbito empresarial.
La clave radica en el equilibrio. Invertir en capacitación y reconversión laboral es esencial para preparar a nuestra fuerza laboral ante la inminente llegada de la automatización. Con una estrategia bien diseñada que involucre a todos los actores —gobierno, empresas, trabajadores y academia—, podemos construir un futuro donde la IA sirva como herramienta de progreso y no como amenaza. Así, Chile puede liderar el camino en la regulación de la inteligencia artificial, promoviendo un desarrollo inclusivo y sostenible.
Rodrigo Prado, Experto en Inteligencia Artificial y Estrategia Digital de la Universidad de Columbia.
Equipo Prensa
Portal Innova