Por Julio Farias, Cofundador de Zerviz

La segmentación demográfica toma mayor protagonismo en un mundo empresarial donde la competencia va en aumento y las organizaciones deben buscar estrategias para lograr diferenciarse y sobresalir entre sus competidores.

Al comprender las particularidades de su público objetivo, las empresas pueden ajustar sus servicios en torno a las necesidades que los clientes requieren. Es justamente ahí donde está la eficacia de la segmentación de mercado, ya que al dividir un mercado en segmentos más reducidos, es posible conocer rasgos o características que los consumidores comparten.

Esta estrategia conduce a grandes beneficios. Por un lado, los clientes se sienten más satisfechos y valorados cuando sus necesidades y preferencias son consideradas, lo que se refleja en que aumenta su lealtad a la empresa.

Además, aumenta la probabilidad de lograr mejores tasas de conversión ya que las campañas de marketing se enfocan en grupos más específicos de clientes y, en consecuencia, se logra conectar con sus intereses particulares.

También promueve a que las empresas disminuyan sus costos de marketing, debido a que al dirigirse a grupos de clientes más reducidos existe una mayor probabilidad de responder de manera positiva a sus mensajes.

Un punto a tener en cuenta, es que a la hora de llevar a cabo la segmentación demográfica, las empresas recopilen datos sobre las características de su público objetivo ya sea mediante encuestas, entrevistas, análisis de ventas y marketing o a través de los datos demográficos disponibles.

Lo anterior con el objetivo de identificar los grupos de usuarios que comparten características comunes, por lo que la recomendación está en realizar el proceso a través de métodos de clustering o de clasificación.

El primero, es cuando la agrupación es en función a similitudes en sus características demográficas, como lo hace una entidad financiera al agrupar a sus clientes por semejanzas en su nivel de ingreso o patrimonio neto.

En cambio, el método de clasificación lo que hace es categorizar a los clientes en grupos en función de una o más variables también a nivel demográfico, por ejemplo, en función del sexo, género y ubicación.

En definitiva, la segmentación de mercado se transforma en una valiosa herramienta para conocer a los clientes, ya que al tener conocimiento de las particularidades del público objetivo, se pueden ajustar los productos, servicios y comunicaciones para cumplir con las necesidades y preferencias particulares.

La clave está en realizar una segmentación detallada, con una mayor eficiencia y que refleje el valor de una empresa que busca la fidelidad de sus clientes con un servicio de excelencia que destaca en un entorno cada vez más competitivo.

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