La industria de los textiles y ropa se mantiene como una de las más contaminantes a nivel mundial, siendo los procesos de descarte de productos y devoluciones los responsables de desechar toneladas de estas, como las más de 100 mil toneladas que están en el Desierto de Atacama, en Chile.

 

El comercio de la ropa, nacional o importada, sigue siendo motivo de preocupación para especialistas del medio ambiente. Según el rastreo de 21 prendas, por parte de la Fundación Changing Markets, durante agosto de 2022 y julio de 2023, evidenció que el 76% de estas terminaron trituradas para otros usos y desechadas en baldíos alrededor del mundo.

Incluso, algunas prendas recorrieron 24.800 km para llegar a un vertedero en Malí, en el continente africano; lo que implica no solo un problema en su producción y los costos ambientales que implica, sino también en su logística y gestión en procesos post venta.

La post venta de un producto es fundamental para evitar que la polera o falda de moda termine en la basura. Salvador Achondo, cofundador de Getback, empresa de logística inversa, identifica que es preciso contar con sistemas eficientes, dentro del retail y ecommerce, que permitan lo que ellos llaman 5 R’s, el restock, repackaging, reacondicionar, recomercialización y reciclaje de los productos devueltos.

“Hoy el ecommerce se ve enfrentado a una tremenda oportunidad para transformar, lo que hoy es un dolor de cabeza, en una herramienta para generar un triple impacto positivo. En sus ventas, la satisfacción del cliente y el impacto medio ambiental”, detalla Achondo.

Una logística inversa eficiente contribuye a reducir los residuos y el impacto ambiental de la industria de la moda. Al recuperar productos, las marcas pueden reacondicionar, reutilizar, reciclar o vender a través de tiendas outlets, en lugar de enviarlos directamente a vertederos. Para esto es primordial que las marcas se comprometan en los procesos, agrega Achondo.

Aun así, también se requiere de un consumo consciente por parte de los compradores. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas, cerca de 50 prendas de ropa nueva consume cada chileno al año, de las que se estima usará un promedio de 60 veces antes de desechar y más de 50.000 de estas terminan en la basura

“Las marcas son influyentes a la hora de imponer nuevas tendencias o el producto de moda, por eso pueden transformar la forma de comprar, alentando a los clientes a comprar lo que realmente necesitan y fomentar una mentalidad de reutilización y reciclaje”, comenta el cofundador de Getback.

Una de las industrias al rescate del impacto ya causado por las telas es la ropa usada. En Chile, para 2021, más de 700.000 toneladas de ropa americana fueron importadas al país y usadas popularmente por adultos jóvenes menores de 23 años.

“Comprar ropa usada o de segunda mano tiene un impacto positivo en el medio ambiente de varias maneras”, agrega Salvador. Esto ayuda a reducir la cantidad de ropa que se produce, extiende la vida útil de cada prenda al darle una segunda vida y evita que terminen en un vertedero.

Además, puede ayudar a ahorrar dinero. La ropa usada a menudo es más económica que la ropa nueva, lo que apoya en el ahorro del presupuesto.

“En general, comprar ropa usada es una forma simple y efectiva de reducir el impacto ambiental de tu estilo de vida. Si estás buscando una manera de ayudar al medio ambiente, considera comprar ropa usada o de segunda mano”, recomienda el cofundador.

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