Según cifras de la OCDE (2020), Chile es el séptimo país con la jornada laboral más extensa, sin embargo, el tercero con menor productividad laboral medida en términos de Producto Interno Bruto (PIB) por hora trabajada. Si sacamos la cuenta, los chilenos pasamos la mayor parte de nuestra vida en el trabajo, pero no nos caracterizamos por ser productivos.

Es por esta razón, que la idea de reducir la jornada laboral ha generado gran debate. Mientras unos creen que es necesario implementarlo a la brevedad, otros opinan lo contrario. Frente a este panorama, hay algo que sí está claro: necesitamos hacer cambios.

 

Una pieza clave en toda esta discusión es conciliar la vida laboral con la personal. En esa línea, más allá de discutir las horas de trabajo, necesitamos centrar el debate en cómo mejorar la calidad de vida de las personas. Esto se traduce en dos cosas: personas más felices y mayor productividad. De acuerdo con un estudio publicado por la revista Forbes en 2017, los colaboradores felices son 12% más productivos y presentan una ventaja competitiva de 20% en el mercado laboral. En este sentido, reducir la jornada laboral sí es una solución.

 

Sin embargo, al trabajar menos, podría haber mayor presión para cumplir ciertas metas, por lo que no se solucionaría el tema en cuestión que es mejorar la calidad de vida. La discusión de reducir la jornada hoy recae en el Congreso, cuando en realidad son las empresas las responsables de abordar esta problemática que está relacionada a un tema de gestión.

 

Una de las principales acciones en las que recomiendo trabajar es en la medición. Saber el nivel de satisfacción y felicidad de los colaboradores es clave para la toma de decisiones posterior. Las organizaciones son, en parte, responsables de la baja productividad de las personas, porque no siempre cuentan con estrategias orientadas a mejorar la productividad y maximizar el desempeño de sus colaboradores. Es en ellos y en su bienestar en donde debe estar puesto el foco.

 

Más allá de acortar la jornada laboral, también es necesario capacitar a las personas y darles autonomía. No se trata de que cada uno haga lo que quiera, sino de que los colaboradores tengan mayor recursos y libertad para tomar decisiones y manejar sus tiempos.

 

Finalment, las compañías trabajan de acuerdo a ciertas metas, y un horario extenso no garantiza que estas se cumplan. En la medida en que cada colaborador sea más feliz en su lugar de trabajo, estos objetivos deberían llevarse a cabo de manera más eficaz. No está de más decir que esto no aplica para todas las industrias, como lo pueden ser empresas con procesos productivos o de seguridad, por ejemplo; pero es importante que podamos ser capaces de adaptarnos a nuestros colaboradores y entregarles beneficios que mejor se adapten a sus necesidades, según sus responsabilidades.

 

Además, es importante generar confianza y crear un ambiente laboral en el que los trabajadores y directivos se sientan cómodos y confiados. Con esto se mejora la comunicación, hay más espacio para innovar, y se trabaja de mejor manera.

 

Si ponemos los datos sobre la mesa, a nivel individual, a un trabajador chileno le toma muchas más horas que a sus pares de la OCDE producir casi cualquier cosa. Lo anterior, es un hecho. Por eso si lideras equipos en Chile y quieres que tu organización se mantenga en el tiempo, asegúrate de convertir a la productividad en una de tus prioridades.

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