Según los análisis del Banco Mundial, las mujeres hemos sido las más afectadas en términos de empleo e ingresos durante la pandemia. La entidad concluye en sus informes que revertir el retroceso de la participación femenina en el mundo laboral podría demorar las próximas tres décadas, es decir, ¡¡30 años!!

Razones para este retroceso hay muchas y variadas, desde que los sectores económicos más afectados por la crisis fueron aquellos en que las mujeres participamos en mayor número (comercio, turismo), hasta la sobrecarga que se ha producido para nosotras al intentar compatibilizar el teletrabajo con las labores domésticas de cuidados del hogar y los hijos.

Lo anterior, se ve reflejado en las cifras que entregó el sondeo de Cadem de septiembre de 2020, en el que las mujeres indicaron que dedican en promedio 8 horas al cuidado de los hijos y 3 horas a las labores domésticas, en comparación con las 4 y 2 horas, respectivas, que reconocen dedicar los hombres.

El empoderamiento económico de la mujer no será posible si no se superan estas brechas culturales y otras tantas como las diferencias salariales: las mujeres ganamos menos que los hombres en todo el mundo; nuestra participación en el mercado del trabajo es menor al 50% (la del sexo masculino supera el 70%); tenemos mayores dificultades para acceder a crédito e instituciones financieras y otra dificultad que es necesario mencionar, es la que se conoce como “impuesto rosa”, un término acuñado hace décadas en Estados Unidos y que implica que muchos productos femeninos, principalmente los de aseo y salud, son más caros para nosotras.

Y así, podríamos seguir enumerando, pero lo importante es entender cuál es la importancia de estos datos.

El empoderamiento económico de las mujeres es una vía esencial para impulsar la igualdad de género, más aún cuando -según datos de la encuesta Casen- en los últimos 25 años se han duplicado los hogares que tienen a una mujer como jefa de hogar, llegando a casi un 40% del total.

Las mujeres enfrentamos múltiples situaciones de discriminación arbitraria y de violencia de género que no solo nos afectan a nosotras, sino también a nuestros hijos, muchas de ellas se sostienen o perpetúan por la falta de ingresos propios y la situación empeora con los altísimos porcentajes de incumplimiento en el pago de la pensión de alimentos.

En estos días, un grupo de lideres chilenas estuvimos participando en el Women Economic Forum (WEF) en Buenos Aires, Argentina, único foro internacional enfocado en la economía de la mujer que apunta precisamente a reflexionar sobre este desafío y exponer la situación actual de Latinoamérica respecto a estos temas, que, sin perjuicio de las características propias de cada país, son bastante similares.

Estas instancias son necesarias porque permiten crear redes y conectar a mujeres de distintos países y realidades -todas ellas en desventaja- tratando de acortar la brecha, buscando tener un merecido lugar en la dirección de empresas, abriendo caminos en áreas y roles poco habituales para nosotras, emprendiendo sus propios negocios para tener una oportunidad, luchando por y para mujeres, todas juntas empoderándonos unas a otras.

Las mujeres nos estamos poniendo en movimiento, buscando recuperar nuestros caminos, pero eso no basta, solas no lo lograremos. Se necesitan cambios culturales y políticas públicas que permitan una redistribución de las tareas y responsabilidades del hogar y la crianza de los hijos. Es necesario que la corresponsabilidad sea la regla general y no motivo de felicitaciones por considerarse excepcional.

Superar la pobreza, escapar de la violencia, criar a nuestros hijos y ser mujeres independientes ¡¡no puede esperar 30 años!

Carmen Gloria Arroyo, abogada y socia de grupodefensa.cl

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