La flexibilidad laboral, los negocios globales, pero, sobre todo, los altos costos de mantener una oficina generaron un cambio de mentalidad que está potenciando a oficinas virtuales y centros de negocios.
Luego del cese de las restricciones sanitarias el cambio de mentalidad de las empresas fue evidente. En muchas de ellas descubrieron que el teletrabajo era posible, pero, además, se dieron cuenta de que mantener una oficina tradicional implicaba una serie de gastos que podían convertirse en ahorro al contratar un servicio de oficina virtual o arrendar espacios de trabajo solamente por las horas en que realmente se necesitan.
Mantener una oficina tradicional con uno o dos privados no sólo implica costear el valor del arriendo que, en promedio, puede llegar a costar más de un millón de pesos en la zona oriente de Santiago; sino también una serie de gastos que pocos se habían sentado a cuantificar. “Mucha gente no se había puesto a calcular cuánto gasta mensualmente en agua, internet, telefonía, luz, gastos comunes, recepcionista y otros ítems que hoy se están ahorrando al trasladarse a un cowork o centro de negocios”, explica socia fundadora de Ofirent, Marcela Reynoso.
Y es que al valor del arriendo hay que sumar, en promedio, 150 mil pesos por concepto de agua, luz, telefonía e internet, cifra que puede ser mucho mayor dependiendo del número de personas que trabajan en la oficina. Adicionalmente, para recibir correspondencia, clientes y atender llamados se debe considerar la remuneración mensual de la recepcionista que puede superar los 800 mil pesos brutos.
Según Marcela Reynoso, muchos de los clientes de Ofirent experimentan el desgaste que significa ocuparse de mantener la oficina en buen estado, comprar el café e insumos. “Ocuparse de todo esto resta tiempo para vender y cerrar negocios con los clientes”, dice. Sin embargo, dejar lo anterior en manos de un tercero conserva el foco en el crecimiento y la productividad, evitando la pérdida de recursos en detalles que se pueden delegar.
“Hoy en día las personas están privilegiando las reuniones virtuales que desde la comodidad de la casa, permiten hacer negocios con otros países. Pero no todo lo que brilla es oro, porque con los niños revoloteando en el hogar y el perro ladrando en medio de una video llamada se producen distracciones y una reunión importante puede perder seriedad. Por eso, lo recomendable es combinar lo mejor de los dos mundos”, comenta Guillermo Blanco, socio fundador de Ofirent, quien cree que las reuniones del home office son para comunicarse entre personas de la misma empresa, mientras que las que definen, un cierre de negocio debe hacerse en un lugar acorde.
De hecho, en caso de necesitar una reunión presencial, las empresas prefieren arrendar una sala privada o una sala de reuniones que incluya cámaras con inteligencia artificial que siguen al expositor y monitores HD para que se vea todo en detalle sin tener que usar fondos digitales falsos, que desencantan a la contraparte. “En nuestras instalaciones siempre invertimos en nuevas tecnologías porque sabemos que son herramientas importantes, especialmente, para las empresas en etapa de crecimiento”, detalla Marcela Reynoso.
Otro de los factores que ha impulsado el cierre de las oficinas tradicionales es la necesidad de generar una cultura de productividad y eficiencia en la que no importa tanto el lugar en que se trabaje, sino las ganas de hacerlo. Esto también ha resultado ser un incentivo para quienes buscan horarios flexibles o para quienes se sienten más cómodos trabajando por objetivos.
“Los nuevos formatos de trabajo permiten saber realmente quiénes tienen la capacidad de autogestionarse y trabajar con autonomía, cualidades que son sumamente valoradas en la era digital”, concluye la socia fundadora de Ofirent.
Equipo Prensa
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