Debido al cambio climático, la certificación en la norma internacional ISO 50.001 se ha convertido en una de las más demandadas. La Universidad Tecnológica Metropolitana, por ejemplo, asumió el desafío junto a la certificadora Certhia, para demostrar que desarrolla los procesos necesarios para un buen desempeño energético.
No sólo a las empresas les preocupa disminuir sus emisiones de carbono, también en la academia han buscado la forma de mejorar sus procesos y renovar sus equipos para contribuir al cuidado del medioambiente. En la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), por ejemplo, asumieron el reto de trabajar por la certificación de la Norma ISO 50.001 de Gestión de Energía. En este proceso contaron con el acompañamiento de la certificadora Certhia, cuyos especialistas independientes validaron cada una de las acciones relacionadas con esta materia.
“Para la universidad es fundamental la eficiencia energética. Estamos muy comprometidos con el tema de la sustentabilidad. Por eso, somos la primera universidad chilena carbono neutral, la única hasta el momento. Creemos que reducir el consumo de energía es fundamental y, por ello, decidimos certificarnos en la ISO 50.001”, explicó el director del Programa de Sustentabilidad de la UTEM, Óscar Mercado.
De la mano de esta norma internacional, la UTEM apunta a la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero, así como a disminuir los costos derivados del consumo de energía sin importar su fuente. “El parámetro base es el consumo energético por persona. Tenemos registros de distinto tipo, pero lo que más nos interesa es reducir el consumo energético por alumno. Ese es el parámetro que hemos definido como clave”, destacó el especialista en sustentabilidad de la universidad.
En tanto, el CEO de Certhia, Guillem Pastor, destacó la fluidez del proceso de auditoría. “El equipo encargado de la implementación del a ISO 50.001 de gestión de la energía en la UTEM tenía muy claro lo que se requería y se podía observar que entendían perfectamente la importancia y la necesidad de disponer de las herramientas necesarias para controlar y minimizar el consumo de energía”, explicó.
Según Mercado, lo complejo del trabajo de implementar una norma ISO es que toca convencer a la comunidad y sensibilizar respecto al sistema de gestión de energía. No obstante, al igual que Pastor, valoró la fluidez del proceso. “Lo hicimos bastante fácil, porque tenemos experiencia. Certificamos a la universidad en ISO 14.001 (Gestión Medioambiental) hace bastante tiempo y la ISO 50.001 es muy similar. Fue un proceso muy bien llevado con Certhia, muy amable y fluido”, afirmó.
Para el director del Programa de Sustentabilidad de la UTEM, las certificaciones son indispensables. “Uno puede decir: ‘lo hago fantástico’, pero se pueden decir muchas cosas. La gracia de las certificaciones y, por eso, hemos avanzado en ellas es que un tercero nos audita y dice que lo que estamos haciendo es correcto”, señaló.
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Equipo Prensa
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