Por Wagner Bojlesen

Sales Director, Wholesale

Cirion Technologies

 

Difícilmente tendríamos una internet tal como la conocemos actualmente si no existiesen los cables submarinos. A pesar de no preocuparnos nunca por cómo “viaja” nuestra comunicación entre los océanos, estas estructuras son responsables de cerca del 95% de las comunicaciones transoceánicas en todo el mundo. Sí, ellas son las encargadas de mantenernos conectados.

Actualmente, son miles de kilómetros de cables que conforman una potente red de comunicaciones entre los países y continentes.   Según la base de datos TeleGeography hay 508 cables submarinos entre activos y proyectados en el mundo.

Se estima que entre 2022 y 2024 se invertirán al menos US$10 mil millones en el sector de cables submarinos en el mundo.

Los principales impulsores de esta demanda creciente son las empresas proveedoras de servicios en nube (Hyperscale Cloud Providers) y las grandes empresas que proveen contenido por streaming.

Este número cambia constantemente, pues el total varía a medida que las nuevas empresas operadoras ingresan al mercado. Se observa asimismo el reemplazo de cables antiguos por otros más nuevos, por cuestiones de inactividad, rotura u otros accidentes. Con la tecnología actual, están diseñados para durar al menos 25 años, pero la mayoría se reemplaza antes por razones económicas, sustituyéndolos por cables de nueva generación con más capacidad y tecnología.

 

¿Qué hay dentro de los cables submarinos?

Los cables están hechos de fibra óptica, y miden cerca de 3,5 cm de diámetro. Los equipos de emisión láser en una punta emiten señales de luz a través de los filamentos de fibra de vidrio, hasta los receptores en el otro extremo del cable. Los cables pueden transportar hasta 224 Tbps. Estas fibras están envueltas en varias capas de plástico, metales y otros materiales, que incluyen vaselina, cobre, policarbonato, acero y polietileno. Vale la pena resaltar que a mayor profundidad de las aguas donde se colocarán los cables, más resistente deberá ser el revestimiento.

Y, por supuesto, probablemente se esté preguntando si son a prueba de tiburones y demás peligros de las profundidades marinas. Sí, son muy resistentes.  Entre 2007 y 2014, por ejemplo, no se registraron fallas a causa de estos animales; sin embargo, la pesca y el fondeo son las principales causantes de defectos en estos equipos, además de los terremotos.

Dentro de los cables existen filamentos extremadamente delgados, similares al grosor de un cabello humano, y también hay un cable especial que transmite energía eléctrica para alimentar los amplificadores que están en el lecho del mar. Para componer esta tecnología, existe un equipo fundamental que garantiza que la información se transmita con la velocidad necesaria: el amplificador / regenerador, que se instala cada 100Km, y amplifica la señal pasándola al tramo siguiente. En general, es uno de los diferenciales para este tipo de servicio, ya que la tecnología de los cables en sí es bastante similar.

 

¿Cómo se los instala en el fondo del mar?

Se lanzan mediante barcos especializados y específicos para realizar este trabajo, que además cuentan con la capacidad para reparar los equipos dañados. Son embarcaciones de aproximadamente 145 metros de eslora, 8,5 metros de calado y pueden transportar 8.500 toneladas de cables, además de barcos auxiliares más pequeños y robots. Durante la instalación, los navíos pueden permanecer en alta mar durante 40 días seguidos aproximadamente.

Pero no crea que sólo se trata de llegar a un punto determinado y tirar el cable.  Antes de esto las empresas trabajan en extensos estudios de las rutas de los barcos, dónde fondean, la topografía del fondo marino y un sinfín de atributos más para garantizar la seguridad de la inversión. Sin pasar por alto las aprobaciones de los respectivos países.

Además, en líneas generales, las redes de estos cables se construyen en anillo, circundando países o continentes, con el fin de garantizar la redundancia para la protección y autorrecuperación del tráfico en caso de falla.

 

Un poco de historia

Los cables submarinos se inventaron en 1870, después de la creación del telégrafo en 1837, y conectaron América del Norte con Europa. Pero no piense que el trabajo fue sencillo y que funcionó enseguida luego del primer intento. Se hicieron dos intentos para instalarlos, ya que los cables se rompían fácilmente.

Al principio, solo se usaban para la red de telégrafos. El sistema era bastante lento, transportaba pocas palabras por minuto y presentaba muchas fallas. Unos 90 años después, la invención del cable coaxial en 1956 hizo posible la comunicación entre varias personas simultáneamente. Fue en la década del ‘70 cuando aparecieron los primeros cables ópticos, que actualmente están en uso, pero mucho menos modernos que los actuales. Y en 1988 se lanzó comercialmente el TAT-8 primer cable óptico transatlántico con 280Mb. Operó durante 14 años y en el 2001 el TAT-14 ya contaba con 3,2Tb. Cuatro veces más capacidad en 12 años.

A modo informativo, cabe recordar que en 1995 la transmisión de datos de comunicaciones se realizaba en un 50% a través de cables submarinos y el otro 50% utilizando satélites. Actualmente, esto cambió completamente: los cables representan el 95%. Los satélites son excelentes para otros fines, como conectar aquellos lugares a donde la fibra aún no ha llegado o para la distribución de contenido de uno a varios puntos. Además, los cables de fibra son capaces de transmitir más datos a un costo menor.

 

En tierra firme

Al llegar a los continentes, los cables se conectan a las estaciones, que regeneran la señal óptica, la separan en canales y luego la distribuyen a los consumidores finales.

Y es ahora cuando entran a jugar los grandes diferenciales para realizar la transmisión de datos y el momento en que la especialización y la tecnología de Cirion marcan la diferencia. Para que este servicio sea rápido, seguro y estable, garantizamos una red de cables submarinos con más de 36 mil km en la región de América Latina, que se suman a la red de socios, que conectan al mundo.

Además, contar con data centers ampliamente conectados es fundamental, ya que se les considera el cerebro capaz de analizar y procesar la información. En ese sentido, contamos con 18 data centers y más de 4.300 cross-connects que nos permiten conectarnos con todos los equipos de este tipo en el mundo.

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