Conectar y proveer de internet a una larga y angosta faja de tierra no es fácil. Con condiciones geográficas provistas de áreas remotas y rurales, el desafío es aún mayor. En ese sentido, tanto a nivel estatal como privado, existen numerosas iniciativas que buscan construir infraestructura tecnológica que permita conectar a todas las personas.

Desde el gobierno se trazó hace unos meses el plan Brecha Digital Cero hacia el 2025, el cual busca que todos tengan acceso a conectividad, independiente del lugar y las condiciones económicas que tengan. El plan cuenta con cuatro pilares como la regulación para la conectividad, infraestructura digital, proyectos de ley y conectividad para todos.

Algunos de los proyectos de Infraestructura Digital en curso son, además del 5G, última milla que acerca la conectividad desde los proyectos principales a zonas aisladas o rurales por cada región; Fibra Óptica Nacional (FON): Conectará a 202 comunas entre Arica y Parinacota y Los Lagos (9.560 kilómetros); Fibra Óptica Austral (FOA) que conecta a las tres regiones más australes del país con 4.548 kilómetros de fibra óptica; entre otros.

Sin embargo, aunque son medidas necesarias para contrarrestar la desconexión, requieren de un alto costo en inversión por el aislamiento y poca cantidad de habitantes. Además, su implementación tomará tiempo.

Un pionero mundial

Chile destaca en numerosos rankings de alta conectividad y velocidad. En este último ítem, según el Speed Test Global Index de la empresa Ookla, Valparaíso es la segunda ciudad en el mundo con internet más rápida, superada por Beijing, China. Sin embargo, la experiencia de navegación en lugares alejados y rurales es distinta.

Por esa razón, ha tomado fuerza la conectividad satelital la cual tiene la capacidad de ofrecer alta velocidad a todos los lugares sin distinción, de forma casi inmediata, y sin la dependencia de una red de antenas o tendidos de fibra óptica.

Se trata de una oportunidad única para alentar zonas aisladas mediante la conexión sin importar la latitud, mientras se continúan desarrollando proyectos públicos y privados que tiendan a mejorar la conectividad digital en la mayor parte de este extenso territorio.

Sin lugar a dudas, promete ser un complemento de las redes de Internet ya que en Chile ya hay una empresa que está operando con este servicio y dispone de miles de satélites en órbita. De otra forma, llegar a lugares alejados y sin conexión seguirá tardando.

Es una buena noticia la competitividad que supone llevar a las personas distintas maneras de conectarse. Hablamos de un derecho humano que se basa en calidad, satisfacción, velocidad y estabilidad. En ese sentido, seguirá siendo un desafío enorme que sin colaboración es imposible. Por ello, la conectividad satelital es una oportunidad única que se complementa con el resto.

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