¿Qué enfoque debería tener?: 

La startup de educación tecnológica Lab4U resalta la importancia que tiene la educación sexual en la creación de una sociedad más inclusiva y cómo estos contenidos pueden abordarse de manera integral, a través de la enseñanza de ciencia y tecnología.

Un amplio debate se ha generado en las últimas semanas en el país a raíz de la aplicación del programa de Educación Sexual Integral (ESI) desde la primera infancia y la negativa de algunos sectores de incluir charlas sobre educación sexual en los colegios.

En el marco del Mes del Orgullo, la startup chilena Lab4U, plataforma de tecnología educativa que ofrece soluciones que combinan el uso de smartphones para fomentar el aprendizaje de ciencia y tecnología entre niñas, niños y jóvenes, hizo un llamado a reconocer la importancia que tiene la educación sexual en la creación de una sociedad más inclusiva y consciente del valor de la diferencia, junto con la necesidad de incluir estos contenidos en los programas educativos.

En este sentido, Lab4U se alinea con los principios de la ONU, organismo que considera a la educación sexual como un elemento que “dota a los niños y jóvenes de los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que les ayudarán a proteger su salud, desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas, tomar decisiones responsables y comprender y proteger los derechos de los demás”.

Para la startup, es clave adaptar las temáticas sobre educación sexual a la edad de los estudiantes y abrir el espacio para que sean los niños y niñas quienes planteen sus dudas y a partir de ahí, sea posible profundizar en distintos temas. Así lo explica el profesor Tebi Ardiles, Magíster en Didáctica de las Ciencias, Director de Educación de Lab4U y parte de la comunidad LGBTIAQNB+. “Hay varios factores a considerar en la enseñanza de la sexualidad. Lo primero es transparentar que quienes imparten las charlas son personas, no meros expositores, que van a liderar un proceso interactivo de aprendizaje, sin afán de instalar un conocimiento rígido o una doctrina. Lo segundo es adaptarse a cada público, por ejemplo, no puedes hacer una clase de sexualidad teórica con un estudiante de quinto básico, porque no le va a hacer sentido lo que quieres transmitir. Y tercero, es considerar la individualidad de cada estudiante y que, a partir de sus propias dudas, se va construyendo el contenido, acorde a la edad y moderando las dudas que surgen” , explica.

Ardiles agrega que según el ciclo, hay conceptos básicos de asimilar. En el caso de los estudiantes de kínder, deben ser capaces de comprender que su cuerpo tiene partes íntimas, mientras que en edades un poco más avanzadas, debe haber claridad sobre el consentimiento, por ejemplo. “Es muy importante entender que no podemos explicar sexualidad en abstracto, todo el conocimiento que se genere en las aulas debe provenir del estudiante, de lo que piensa, siente y ha vivido”, dice.

Como punto de partida, actualmente Lab4U cuenta con distintos módulos pedagógicos relacionados con sexualidad como parte de su objetivo de facilitar el acceso a la ciencia y la tecnología. Entre ellos está la unidad “Naturaleza no binaria”; “Sexualidad, un todo” y “Cuidémonos juntos”, para profundizar entre los adolescentes sobre comportamientos sexuales en la naturaleza, dimensiones de la sexualidad y las infecciones de transmisión sexual (ITS), respectivamente. “Como compañía tenemos una mirada de hacer inclusión sin distinguir entre colores, cuerpos, género o identidades. Por ejemplo, en nuestro material educativo ocupamos nombres neutros para no categorizar en masculino o femenino, ya que creemos firmemente que la educación sexual debería servir para que tú como persona puedas vivir una sexualidad plena en el futuro, sin prejuicios, sanciones, ni abusos. Que los niños y niñas aprendan cuanto antes sobre límites y responsabilidades es fundamental para que vivan una sexualidad plena en su adultez”, dice Ardiles.

La sexualidad como contenido científico y la realidad educacional chilena

En Chile actualmente no existe una política de educación sexual adecuada a las necesidades de la población y actualizada según los estándares internacionales o acorde a los lineamientos que señala la literatura. En el informe “Diversidad sexual y educación en Chile: identidad sexual (LGBT+) e inclusión escolar en Chile”, realizado por la UNESCO en 2020, se declara que el país tampoco cuenta con un instrumento oficial que permita medir o estimar la población LGBTIAQNB+ en edad escolar.

El mismo reporte afirma que en el país los documentos curriculares obligatorios no hacen alusión explícita a la inclusión de temas LGBTIAQNB+. “Parte de la oposición a la implementación de la educación sexual en las escuelas se ha vinculado con una negación de la sexualidad de los adolescentes”, explica Ardiles, “y el gran problema de esto es que la sexualidad es un área que se aborda con contenidos científicos, históricos, lingüísticos, filosóficos, etc, pero como tema en la educación hoy está silenciada. Los jóvenes se educan a través de Internet, lo que a largo plazo es sumamente dañino”, agrega.

Por eso, Lab4U promueve la idea de que existen formas modernas de entregar una educación sexual para la diversidad que pongan a las niñas, niños y jóvenes en el centro y se consideren temáticas de diversidad  sexual  y  de  inclusión  LGBTIAQNB+ como  parte  tanto de  los  lineamientos pedagógicos, como los estratégicos de la compañía. “Desde mi actual experiencia laboral, he comprendido que algo tan impensado a primera vista como la educación científica, puede ser clave para democratizar el acceso y promover la educación sexual y la inclusión. Esta área ofrece numerosas posibilidades para demostrar que existe una gran diversidad de comportamientos sexuales en la naturaleza y por eso mismo debemos entender la sexualidad como algo natural”, explica Ardiles.

El profesional hace un llamado a aprovechar las herramientas tecnológicas actuales para impartir contenido de manera didáctica,  participativa y con perspectiva de género. “A través de la ciencia podemos hablar sobre temas que hoy no se abordan y que terminan por invisibilizar a quienes no entran en el canon tradicional. Por eso creo que facilitar el acceso a la educación en ciencia y tecnología tiene que ver fundamentalmente con enseñar sobre inclusión”, dice.

Para Lab4U, promover la educación científica permitirá que estudiantes de cualquier origen, edad, género y orientación sexual vivan su sexualidad plenamente y acorde a su desarrollo fomentando la curiosidad, la experimentación y el conocimiento, siempre en un entorno de respeto e igualdad. “Si realmente existiese una educación sexual integral, no tendríamos Mes del Orgullo, porque nadie tendría que reivindicarse, nadie tendría que luchar porque le reconozcan la existencia. Hoy en día lo que hacemos es decir ‘Aquí estamos y esta es mi lucha’, pero en un mundo ideal, educado e informado desde la infancia, todos estaríamos igualmente orgullosos de ser personas y parte de esta sociedad”, concluye Ardiles.

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