Se trata de una meta repetida muchas veces desde el 18 de octubre de 2019. Algunos de manera insistente y con preocupación, otros quizá con algo de culpa por haber relativizado el tremendo daño que se le hizo.

Recuperar el centro no solo es posible, sino también muy necesario para una ciudad cuyo corazón ya no late como antes, y esto ya sabemos cómo puede terminar.

Este tratamiento intensivo debe ser sistémico, integrado y con varios actores involucrados. Se ha intentado antes, hasta donde dan los plazos y recursos, y cuando ha habido el liderazgo necesario.

Basta mirar un poco la historia reciente para observar una serie de medidas probadas con éxito y que se podrían retomar ahora, dentro de un conjunto de iniciativas vinculadas.

Por un lado, peatonalizar varias arterias del microcentro (paseos Ahumada y Huérfanos, obra del alcalde Mekis) posteriormente con continuidad en el Paseo Estado y el más reciente, calle Bandera. Esta medida que facilita el traslado interno, tiene rápida aceptación por los usuarios, con lo que logra la identidad con estas manzanas fundacionales; volver a vivir en el centro (incentivo de 200 UF a la primera vivienda en la periferia de este microcentro, iniciativa del alcalde Ravinet); varias propuestas para poner en valor las zonas periféricas de la comuna, con vivienda equipamiento y rescate patrimonial (barrio Franklin, Matta Sur y otros, iniciativa de la alcaldesa Tohá y con continuidad [¡qué buen ejemplo!] del alcalde Alessandri); rescatar el eje Alameda – Providencia (¿y por qué no Apoquindo?) como estructurante de la capital (impulsado por el ex intendente y actual Gobernador Orrego). 

Se pueden sumar otros atributos propios del lugar, para los cuales también se han desarrollado proyectos aislados, como los concursos públicos de arquitectura para la recuperación de los notables pasajes a nivel de primera planta que recorren y conectan muchas manzanas; y el de renovación del Eje Bulnes, más integrado al imponente barrio cívico. También se puede destacar la iniciativa del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, con apoyo de la academia expresada en el incentivo y normativas para programas de micro densificación en sus barrios más residenciales en edificaciones existentes. 

Quizás olvido algunas, pero en las anteriores ya hay varias iniciativas que por sí solas y desagregadas no logran generar un impacto pero, en conjunto, sin duda, configurarían un sistema virtuoso para una urgencia que va más allá de recuperar el habitar seguro del lugar, impactando también en el tan necesario arraigo e identidad cultural con nuestra capital.

El centro de Santiago, su historia y valor urbano, traspasa sus fronteras administrativas. Benjamin Vicuña Mackenna, Karl Brunner y otros visionarios lo entendieron así.

Las autoridades y la comunidad organizada hoy tienen la palabra.

Fernando Marín, miembro de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA).

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