En esta entrevista, el Vicepresidente de Asuntos Externos y Country Manager revisa la historia de la compañía en Chile y aborda los desafíos medioambientales y sociales que enfrenta la industria del litio. También entrega detalles sobre el acuerdo de Albemarle con la empresa CRAMSA para acceder a agua desalada proveniente del mar.
Albemarle es uno de los principales productores de litio en el mundo. ¿Cómo están desarrollando actualmente su trabajo en Chile?
En Albemarle tan importante como el cuánto es el cómo se produce el litio y que ser sostenibles no es una opción, es una obligación. Los ojos del mundo están puestos en cómo hacemos las cosas, las exigencias son muy altas para saber el origen del litio que está en los teléfonos móviles, en computadoras y, por cierto, en los vehículos eléctricos, que son fundamentales para combatir el cambio climático, reduciendo la emisión de gases efecto invernadero. Y ese litio no puede ser producido de cualquier manera, desde ser hecho con diálogo, sostenibilidad y generando valor social en los territorios en donde operamos. Llevamos 43 años en Chile y en 2016 marcamos tres hitos que son fundamentales para entender la situación del litio en el país. Firmamos un nuevo acuerdo con CORFO, a partir del cual tenemos autorización para operar hasta el año 2043, y en donde se establece el pago de un royalty de hasta 40%, 300% más alto que en cualquier otra parte del mundo. También establece aportes para el desarrollo de I+D+i que a 2043 sumarán cerca de USD $300 millones, la cifra más alta que una empresa privada ha entregado a CORFO para estos fines. Y, además, firmamos un acuerdo inédito y voluntario a partir del cual reconocemos al pueblo atacameño como primeros habitantes, así como su autodeterminación y nos comprometemos a trabajar juntos por la sostenibilidad de la cuenca del salar de Atacama y también a compartir los beneficios, lo que se traduce en el aporte anual del 3,5% de las ventas al Consejo de Pueblos Atacameños y a las 18 comunidades que agrupa. Estamos muy orgullosos de la historia que hemos construido en Chile y que nos permite proyectarnos al futuro.
Hay mucha gente que recibe noticias sobre el litio, pero es una industria de la que aún hay mucho desconocimiento por parte de la opinión pública. ¿Cuál es el papel del agua en la producción del litio? ¿Qué mitos existen al respecto?
Chile es un país minero pero que sabe muy poco de minería. Y en el caso del litio es aún más complejo ya que se trata de operaciones totalmente distintas a la minería tradicional. El proceso de producción de litio se inicia en el salar de Atacama, desde su núcleo, en donde se extrae salmuera, que es 10 veces más salada que el agua de mar, desde bajo la corteza salina. Esta salmuera es depositada en pozas de evaporación en donde luego de 18 meses, usando solo la energía del sol, se purifica para luego ser trasladada a la planta de conversión química ubicada en La Negra, Antofagasta, en donde se le da valor agregado produciendo carbonato de litio grado batería y grado técnico. Nuestro proceso de producción de litio en el Salar de Atacama prácticamente no utiliza agua fresca. Albemarle tiene derechos de agua fresca otorgados por 23,5 l/s, lo que equivale al 0,46% de los derechos autorizados en la cuenca del Salar de Atacama. De estos, se utiliza menos de la mitad. Hay mucho que aprender aún sobre la manera en que se produce el litio desde salmueras y estamos muy enfocados en mostrar la manera en la que trabajamos, ya sea con visitas a nuestra planta salar, a la planta química, en donde construimos un evaporador termal para ser más eficientes en el uso del agua, y participando en diversos foros que nos permitan difundir lo que hacemos y cómo lo hacemos.
¿Qué es la Nueva Era del Litio y qué rol juega en este proyecto el agua desalada?
Hemos sido, somos y seguiremos siendo socios estratégicos del Estado chileno, con un contrato que nos permite operar en el salar de Atacama hasta 2043. Con esta visión estamos dando pasos concretos para avanzar hacia el desarrollo de lo que hemos llamado Nueva Era del Litio, en donde la evolución hacia sistemas de extracción directa es un desafío enorme que hemos tomado con mucha responsabilidad. En la actualidad, Albemarle extrae y produce litio de manera sostenible, y creemos que la clave está en mantener altos estándares para seguir creciendo aún más en este ámbito, respetando el medio ambiente y promoviendo una relación y diálogo transparente con las comunidades. Estamos dando pasos concretos en evolucionar cómo hacemos las cosas, en la búsqueda de nuevas fuentes de agua, en colaborar con otros para viabilizar el acceso de agua desalada de mar a la cuenca del Salar de Atacama a través de infraestructura compartida. Nuestro consumo de agua comparado con otros actores de la cuenca del Salar de Atacama es mínimo, sin embargo, firmamos un acuerdo con la empresa CRAMSA para proveernos de agua desalada proveniente del mar sin la necesidad de hacer una planta desaladora solo para nosotros.
¿Por qué resulta tan fundamental el desarrollo de “infraestructura compartida” en proyectos como este? ¿Qué innovaciones se verán implementadas en los nuevos procesos?
Desde hace muchos años hemos venido investigando tecnologías de extracción directa. Sin embargo, son muy intensivas en el uso de agua fresca, de energía y precisan de estudios para la circularidad de la salmuera sin litio. Actualmente estamos desarrollando pruebas en nuestra operación en el salar de Atacama para asegurarnos que podemos generar esa circularidad en la cuenca. También nos conectamos al Sistema Eléctrico Nacional para proveernos de energías limpias. Y en el tema del agua, firmando un acuerdo con CRAMSA, proyecto de desaladora multipropósito, para obtener hasta 500 litros por segundo de agua desalada del mar, a partir del año 2027 (pendiente de permisos y construcción). Este acuerdo no solo beneficia a Albemarle, también abre la opción de la llegada de agua desalada de mar a la cuenca del Salar de Atacama y a sus comunidades en la medida que más actores apoyen y se sumen a esta iniciativa. En ese sentido, el desarrollo de proyectos que incentiven la infraestructura compartida permite un uso más eficiente de recursos, reduce costos y promueve la colaboración, facilitando el desarrollo sostenible de esta industria clave para la electromovilidad.
El agua en el territorio donde trabaja Albemarle, el Salar de Atacama, es de vital importancia. ¿Cómo trabajan la relación con las comunidades vecinas este aspecto?
Tenemos una relación transparente y basada en la buena fe con todas las comunidades con las que nos relacionamos. En el caso de las comunidades indígenas, en 2016 firmamos el acuerdo de “Cooperación, Sustentabilidad y Beneficio Mutuo” con las 18 Comunidades Indígenas Atacameñas del Salar de Atacama, agrupadas en el Consejo de Pueblos Atacameños. El 70% de este acuerdo está relacionado con la sostenibilidad del Salar de Atacama, lo que implica una enorme responsabilidad de trabajo colaborativo, y tenemos reuniones mensuales, las “mesas de trabajo permanente”, en las que nos mantenemos actualizados y resolvemos dudas y preocupaciones compartidas. Además, participamos activamente de la Mesa Multi Actor del Salar de Atacama, que reúne a los principales actores locales en torno a la temática del agua y en donde se avanza en materia de educación, de miradas comunes entre conocimiento ancestral y ciencia, y en iniciativas que permitan hacer un uso eficiente del agua en el territorio.
¿Qué temas relacionados al litio le parece que debiesen estar presentes en el Congreso que la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (ACADES) desarrollará el 2024 sobre las nuevas fuentes de agua en nuestro país?
El agua es un elemento crítico para el futuro de la industria del litio en Chile. Las tecnologías de extracción directa son intensivas en su uso por lo que el agua desalada de mar es una de las alternativas más factibles para poder avanzar en ellas. Por eso, hablar de alternativas de agua para la minería, a través de proyectos de infraestructura compartida, es fundamental. También es relevante seguir aprendiendo cómo se produce el litio desde salmueras en el país, para comprender de mejor manera las operaciones en el salar de Antofagasta, pero también en otros salares.
El Congreso ACADES de 2024, Nuevas fuentes de agua para Chile, reunirá a expertos en reúso y desalación, soluciones viables y sostenibles para abordar la crisis hídrica que enfrenta el país. El evento busca congregar a más de 400 asistentes, tanto nacionales como internacionales, vinculados a la industria, siendo un espacio privilegiado para quienes tienen interés en el sector. Se realizará en Santiago entre el 20 y 21 de marzo de 2024. Para más información, puede visitar el sitio www.congresoacades.cl.
Equipo Prensa
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