Por Manuel Farías Viguera, Director de Educación Técnica y Trayectorias Formativo laborales, Fundación Chile
El reciente informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2023/2024 ha revelado que el 70% de los emprendimientos surgidos en el año 2023 tuvieron como principal motivación la falta de oportunidades en el mercado laboral. Este dato, aunque inquietante, no resulta sorprendente.
En un contexto donde la adaptabilidad y la capacidad de innovar son cada vez más valoradas, es imperativo que las personas se equipen con nuevos conocimientos y habilidades para expandir sus oportunidades. Sin embargo, el informe también resalta una tendencia preocupante: la educación hacia el emprendimiento sigue siendo una asignatura pendiente y la más débil de todas las condiciones evaluadas del marco empresarial.
La educación no solo debe proporcionar conocimientos teóricos, sino también habilidades prácticas y una mentalidad proactiva que fomente la innovación y la creatividad. La incorporación temprana de estas habilidades en la comunidad escolar es esencial para brindar nuevas oportunidades en las trayectorias formativas y laborales de las personas.
Sin embargo, surge otra preocupación significativa: más del 45% de las casi 28 mil empresas creadas en los primeros meses del año están concentradas en la Región Metropolitana, según los datos del Informe de Creación de Empresas y Sociedades del Ministerio de Economía. La proliferación de nuevas empresas en regiones es crucial para el desarrollo económico local, la creación de empleo y la innovación, promoviendo la descentralización del crecimiento económico y la igualdad de oportunidades. Por otro lado, es necesario destacar que persiste una brecha de género significativa, evidenciada por el hecho de que, en lo que va del año, la participación de mujeres en las empresas recientemente creadas apenas supera el 37%.
En este contexto, la educación técnico-profesional emerge como un elemento crucial para impulsar el desarrollo, especialmente en un escenario marcado por desafíos hacia la sostenibilidad. Este subsistema educativo, cercano al mundo empresarial y laboral, tiene la flexibilidad y capacidad para adaptarse a las necesidades productivas de cada región.
Además, se observa una creciente valoración del emprendimiento colaborativo como base para el desarrollo de nuevos emprendimientos. Experiencias como las «cooperativas de plataforma» demuestran cómo la asociatividad y la colaboración, además de ampliar la propiedad de un negocio a muchas personas, pueden impulsar soluciones creativas a problemáticas sociales, ambientales y económicas. Un ejemplo emblemático de este enfoque es la experiencia de fairbnb.coop, una plataforma que no solo busca generar beneficios económicos, sino también promover el turismo sostenible y apoyar a las comunidades locales.
Para esto, es fundamental diseñar estrategias metodológicas que fomenten el emprendimiento colaborativo desde la escuela hasta la educación superior. Experiencias exitosas como la de Proakatemia en Finlandia y Mondragón Team Academy en el País Vasco, ejemplifican cómo la innovación en la formación de emprendimientos se basa en el valor de la cooperación.
Promover los emprendimientos asociativos, la formación en emprendimiento desde la educación y la disminución de barreras para potenciar emprendimientos liderados por mujeres son pasos clave para construir una sociedad más inclusiva y menos desigual. Desde Fundación Chile, nos comprometemos a articular actores públicos y privados para abordar desafíos como la transformación digital y la crisis climática, promoviendo acciones emprendedoras que fortalezcan ecosistemas territoriales justos y sostenibles.
Equipo Prensa
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