Belkys Cabrera, subgerente Compliance & Control Interno de ITQ latam
La calificación T3 (nivel estable) que recibió Chile en el reciente estudio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) indica que el país alcanzó un nivel de madurez tecnológica sostenida, destacándose por contar con una infraestructura digital robusta y un marco regulatorio sólido, especialmente en áreas críticas como la ciberseguridad y la protección de datos. Este estatus refleja la capacidad de Chile para mantener servicios de telecomunicaciones confiables y de alta calidad, en línea con las exigencias de sus certificaciones internacionales, como ISO 27001 e ISO 27017, y actualmente con la LGPD.
Y aunque Chile cuenta con una infraestructura tecnológica sólida y regulaciones estables, avanzar en este ranking exige mayor innovación y transformación digital, especialmente en sectores como la industria, la educación y los servicios públicos. Es de acción inmediata reducir las brechas digitales que aún existen en zonas rurales y vulnerables, asegurando el acceso equitativo a Internet y la capacitación digital.
Entre las acciones más urgentes se encuentra el despliegue completo de la red 5G, que permitirá una mayor conectividad y adopción de tecnologías avanzadas, el fortalecimiento del ecosistema de innovación y startups, y el fortalecimiento también de la ciberseguridad y la protección de datos para asegurar un entorno digital confiable. Es clave impulsar políticas públicas más proactivas que faciliten la adopción de tecnologías disruptivas y fomenten la colaboración público-privada.
La responsabilidad de avanzar en este ranking recae en múltiples actores. El gobierno debe liderar con políticas claras y eficientes que promuevan la inversión tecnológica y la conectividad universal. Las empresas privadas juegan un rol crucial en la implementación de soluciones innovadoras y la creación de nuevas oportunidades de negocio. En tanto, la sociedad civil debe ser parte activa en el proceso, adoptando nuevas tecnologías y fomentando la alfabetización digital en todos los niveles.
Es recomendable acelerar la implementación de la nueva Ley Marco de Ciberseguridad, definiendo metodologías para evaluar para su cumplimiento y reforzar, de esa forma, la creación de programas que diseñen arquitecturas alineadas a los estándares de base establecidos. Esto, desde el cumplimiento para la protección contra amenazas cibernéticas que se soportan sobre las mejores prácticas, automatizadas y con tecnología de avanzada. De esta forma, se incrementa aún más la confianza de usuarios e inversionistas en el entorno digital del país, siendo estas fuentes de retroalimentación para todo el entorno tecnológico chileno e internacional.
Es crucial también reducir la brecha digital, especialmente en zonas rurales y áreas más vulnerables, mediante una mayor expansión de la red 5G y la mejora del acceso a Internet de alta velocidad. Esto permitirá que más personas y empresas puedan beneficiarse de la transformación digital. En cuanto a la innovación tecnológica, Chile debe seguir impulsando su ecosistema de startups y aumentar la inversión en investigación y desarrollo (I+D), lo que resulta fundamental para que el país se posicione como un líder en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la automatización.
Con todo, es necesario fortalecer la ciberseguridad, mejorar la conectividad y fomentar un entorno propicio para la innovación tecnológica, lo que permitirá consolidar su crecimiento digital y mejorar la competitividad en el escenario global.
Equipo Prensa
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