Por Diego Hernández, gerente general de Edifito
El reciente incendio en Santiago Centro nos recordó lo importante que es estar preparados para enfrentar emergencias. Las imágenes del humo negro sobre la ciudad nos llaman a redoblar esfuerzos en las medidas preventivas de nuestras comunidades residenciales. La buena noticia es que contamos con herramientas y recursos para hacerlo, y la colaboración entre administradores y residentes es clave para lograr comunidades más seguras.
Una de las formas más efectivas de prevenir incidentes es mantener en óptimas condiciones las instalaciones eléctricas. La revisión periódica de estas por profesionales calificados y el uso de equipos certificados pueden evitar riesgos innecesarios. Muchos administradores ya implementan estas medidas con éxito, y es un ejemplo a seguir en toda la industria.
Además, contar con un Plan de Emergencia y Evacuación actualizado no es solo una formalidad legal, sino una estrategia que puede salvar vidas. Este plan debe considerar detalles como las necesidades de personas mayores, niños y residentes con movilidad reducida. Las comunidades que han trabajado en estos planes han demostrado que, en situaciones críticas, la preparación marca una diferencia significativa.
El mantenimiento adecuado del equipamiento de emergencia, como extintores y salidas de evacuación, también es esencial. Administradores y comités de administración que priorizan estos aspectos garantizan mayor tranquilidad para todos. Invertir en prevención no solo protege bienes materiales, sino que cuida lo más valioso: las personas.
Asimismo, tener un Registro de Copropietarios actualizado facilita una comunicación eficiente en caso de emergencia. La posibilidad de alertar y asistir rápidamente a los residentes puede evitar el caos y contribuir a evacuaciones ordenadas y seguras.
La prevención es un compromiso diario y compartido. Una cultura de seguridad se construye con educación constante y acciones responsables tanto de administradores como de residentes. Por ejemplo, conocer protocolos básicos, como sellar puertas con paños húmedos en caso de humo, puede marcar la diferencia. Las comunidades que reciben capacitaciones regulares están mejor preparadas para enfrentar cualquier eventualidad.
Algunas comunidades ya han demostrado que invertir en prevención trae resultados positivos. La seguridad no es un gasto innecesario; es una inversión en calidad de vida y tranquilidad. Cada paso que damos hacia una mayor preparación es una señal de responsabilidad y cuidado por nuestra comunidad.
Este reciente incendio nos deja una enseñanza clara: juntos podemos construir edificios más seguros y resilientes. Con el compromiso de todos, las emergencias pueden enfrentarse con éxito. Es momento de fortalecer nuestras medidas preventivas y asegurarnos de que la seguridad sea siempre una prioridad.
Este enfoque enfatiza la responsabilidad compartida y el progreso que puede lograrse mediante la colaboración y el compromiso con la prevención.
Equipo Prensa
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