Los cambios al impuesto a la renta son largamente esperados por las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes). Esto, ya que de no mediar ninguna modificación, desde el 1 de enero, este segmento sufrirá un aumento de 12,5% a 25% en este ítem, lo que las obligaría a priorizar la mera supervivencia por sobre la innovación y el crecimiento.
Es importante preguntarse qué pasaría si en las modificaciones que proponga el Gobierno a dicho tributo para las Pymes no sube al 25%, sino al 15% o al 18%. Sería un escenario más alentador, sin duda. No obstante, su capacidad para enfrentar gastos imprevistos se vería afectada.
Finalmente, la postergación de la implementación del nuevo sistema tributario sería una agravante, ya que la incertidumbre sólo dificulta la proyección de ingresos y gastos futuros, lo que limita considerablemente la toma de decisiones estratégicas. Sin una visión clara, las empresas bajarán la guardia hasta que haya mayor certeza tributaria.
Frente a este escenario, es clave comprender la importancia de mantener un equilibrio que permita al Estado financiar sus iniciativas sin ahogar a las Pymes, que emplean a más del 43% de la masa laboral formal del país y representan casi el 78% del total de las compañías en Chile, según los datos del SII. Para lograrlo, las reformas deben fomentar un entorno competitivo en el que todos los actores puedan crecer. De lo contrario, la carga fiscal y la incertidumbre se convertirán en un peso que frenará la recuperación y el crecimiento del sector.
Felipe Gormaz
Tax Manager de Smart CFO
Equipo Prensa
Portal Innova