A medida que el consumo eléctrico en el país ha crecido un 3,5% anual en promedio durante la última década, la eficiencia energética se ha convertido en un pilar estratégico.

Chile continúa consolidándose como un referente en el camino hacia la transición energética en América Latina. En 2024, el 41% de la generación eléctrica del país provino de energías renovables no convencionales, como solar, eólica, biomasa y geotérmica, superando los 15.000 MW de capacidad instalada. Sin embargo, a pesar de estos avances, el país enfrenta retos significativos para cumplir con los objetivos establecidos para 2025 en el marco del Acuerdo de París, que exigen un aumento en la participación de energías limpias y la reducción sostenida de emisiones de carbono.

En este contexto, la regulación del almacenamiento energético se posiciona como una de las claves para seguir avanzando. Por ello, el Ministerio de Energía está en proceso de modernización del “Reglamento de Transferencias de Potencia”, una normativa que optimiza la remuneración de tecnologías como las baterías, fundamentales para abordar la intermitencia de las energías renovables y garantizar la flexibilidad y estabilidad del sistema energético.

“Soluciones como las baterías de almacenamiento no son solo una ventaja, representan una necesidad en un país como Chile, donde la capacidad de transmisión y la demanda energética están en constante expansión. El desarrollo de una regulación adecuada se vuelve esencial para avanzar hacia una matriz energética más limpia y resiliente”, comenta Víctor Paredes, Director de Power System para el Clúster Sur Andino de Schneider Electric.

A medida que el consumo eléctrico en Chile ha crecido un 3,5% anual en promedio durante la última década, la eficiencia energética se ha convertido en un pilar estratégico. Además, con el objetivo de alcanzar la carbono neutralidad al 2050, el país requiere integrar tecnologías digitales en su infraestructura energética. Ante ello, los sistemas avanzados de gestión energética y las redes inteligentes desempeñan un papel clave al permitir la monitorización, predicción y optimización del uso de la energía, contribuyendo no solo a la sostenibilidad, sino también a la competitividad del sector.

“Las tecnologías digitales son el aliado necesario para hacer realidad una eficiencia energética efectiva. Con estas herramientas, no solo estamos optimizando el consumo de energía en el presente, sino también anticipándonos a los retos del futuro”, agrega Paredes.

El ejecutivo hace hincapié en que la clave para avanzar en este camino es alinear la planificación energética con una visión a largo plazo que priorice el almacenamiento de energía y fomente la inversión en infraestructura flexible. Es por esto que desde Schneider Electric destacan que las soluciones tecnológicas no solo deben resolver los desafíos actuales, sino que deben prepararse para los que vendrán, construyendo así un futuro más eficiente, resiliente y sostenible para Chile y la región.

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