Abordar la tecnología del momento de una manera segura, fiable, transparente y ética es fundamental para la adopción exponencial que presenciamos.
Santiago, 5 de marzo de 2025.- Tanto por su potencial como por sus riesgos inherentes, la inteligencia artificial está en la mente de todos. Precisamente y en pleno auge, muchos países y Estados se encuentran discutiendo sobre la gobernanza y la regulación del cambio tecnológico más importante de los últimos tiempos.
Pero, ¿cómo la regulación puede contribuir a una IA segura, responsable y confiable? Esta tecnología debe utilizarse de esa manera, particularmente en un momento donde la confianza y la seguridad están en juego. En ese sentido, la regulación es una herramienta poderosa para salvaguardar ambas.
“Aunque la formulación de leyes y marcos regulatorios en tecnología puede restringir ciertas cosas, todas están supeditadas al uso ético y responsable para no perjudicar a las personas. No es una tarea sencilla, pero para ello es clave la colaboración entre el sector público y privado. Creemos que la forma más eficaz de garantizar un uso seguro y fiable de la IA es mediante normas compatibles e interoperables a escala global”, explica Víctor Toscanini, gerente de tecnología e ingeniería para Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay en Cisco.
La Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea (UE) adopta un enfoque basado en el riesgo para la regulación de la IA. ¿Qué significa eso? Se trata de un enfoque en el que los requisitos específicos varían en función del nivel de riesgo que plantea el caso uso de la tecnología o el sistema. Por ejemplo, la IA aplicada a la biometría, especialmente en algo como el reconocimiento facial y de voz, se consideraría de alto riesgo. Lo mismo ocurriría con el uso de la IA para filtrar currículos para decisiones de empleo. En esos casos, el sesgo podría introducirse y afectar los resultados.
Pero algo como un simple chatbot de preguntas frecuentes sería un caso de uso de menor riesgo. Esto significa que las empresas deberán ser muy conscientes de cómo integran la IA en sus procesos y sistemas, comprender el nivel de riesgo relacionado e incorporar la mitigación y las protecciones adecuadas.
“La buena gobernanza es la ruta, pero no el destino. Los enfoques deben seguir evolucionando mediante la actualización y adaptación constante según normas y regulaciones emergentes. La IA responsable tiene como base la privacidad. El ciclo de vida de la economía digital parte con la protección de los datos, priorizando la confianza de las personas y potenciando el conocimiento al respecto”, detalla Toscanini.
Ley de IA de la UE: una hoja de ruta
Se trata del primer intento por construir un perímetro para la inteligencia artificial. Y aunque habrá un periodo para su adaptación y puesta en marcha, presiona a las compañías a actuar desde ya con programas sólidos de gobernanza de la IA.
“Una gobernanza inteligente impulsa la innovación, la reputación de la marca y la confianza de los consumidores. Necesitamos edificar principios y marcos de trabajo de IA adecuados para identificar, comprender y mitigar rápidamente los riesgos potenciales y ayudar a preservar la confianza de los empleados, los clientes y las partes interesadas. En ello, es clave la colaboración entre gobiernos, empresas y academia”, precisa Toscanini.
Un área que impulsa a la IA es la ciberseguridad. Cualquier empresa, organización y Estado puede transformar su infraestructura de redes usando IA, especialmente en lo que respecta a la seguridad. “La inteligencia artificial y la ciberseguridad firman una alianza mucho más amplia que la prevención y detección de amenazas. En Cisco, la IA potencia la red para gestionar, optimizar y proteger todas las funciones. Al mismo tiempo, permite que las redes operen el demandante uso que la creciente adopción de la IA impone”, sentencia el ejecutivo.
Sin lugar a dudas, la inteligencia artificial seguirá impulsando cambios en distintos ámbitos y sectores. Dotando a las organizaciones y Estados de todo mundo de nuevas capacidades e inherentes riesgos. Dos ingredientes fundamentales para sacar provecho son la confianza y la regulación.
Equipo Prensa
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