Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre del presente año, en la ciudad de Glasgow, Escocia, se realizó la conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), a la que asistieron más de 190 líderes mundiales y decenas de miles de representantes gubernamentales, empresas, ciudadanos y ciudadanas del planeta entero. Sobre los acuerdos realizados, han sido catalogados por algunos como insuficientes, especialmente para los países en desarrollo como los africanos, pero hay otros aspectos en los que sí podemos destacar avances, uno de ellos es con respecto al gas metano.

¿Qué es el metano y cómo impacta a la crisis climática?
El metano es un gas de efecto invernadero (GEI) 28 veces más poderoso que el dióxido de carbono para calentar la atmósfera, y su concentración atmosférica se ha duplicado desde la época preindustrial a la fecha, ocupa el segundo lugar después del dióxido de carbono en generar el cambio climático.

Adicionalmente, el metano contribuye a la formación de ozono a nivel del suelo, que causa irritación en las vías respiratorias y ojos. El ozono atribuible a las emisiones antropogénicas de metano causa aproximadamente medio millón de muertes prematuras al año en todo el mundo, daña ecosistemas y cultivos al suprimir el crecimiento y disminuir la producción.

Lo particular del metano es que solo permanece en la atmósfera durante 12 años, mucho menos que el dióxido de carbono. Esto significa que reducir las emisiones de metano puede tener un impacto más rápido en la reducción del calentamiento global, ganando un tiempo valioso.

¿Qué actividades liberan gas metano?
Más de la mitad de las emisiones mundiales de metano provienen de actividades humanas en tres áreas: combustibles fósiles, desechos y agricultura. En el sector de los combustibles fósiles, la extracción, el procesamiento y la distribución de petróleo y gas representan el 23% y la minería del carbón el 12% de las emisiones.

En el sector de los desechos, los vertederos y las aguas residuales representan aproximadamente el 20% de las emisiones antropogénicas mundiales. En el sector agrícola, las emisiones de ganado provenientes de las fecas y la fermentación entérica representan aproximadamente el 32%, y el cultivo de arroz el 8% de las emisiones antropogénicas mundiales.

 

Fuente: Elaboración propia, en base al reporte:
Evaluación mundial del metano: beneficios y costos de mitigar las emisiones de metano

¿En qué consiste el Compromiso Global de Metano y cuál es su impacto?
Más de 100 países se han unido al Compromiso Mundial de Metano para reducir las emisiones de metano en un 30% para 2030. El informe muestra que es factible lograr este objetivo en los sectores del petróleo, gas, agricultura y en los residuos a bajo costo, o sin costo alguno.

¿Cómo reducir el metano en nuestra rutina diaria?
Claudia Arias Escobar, Ingeniera Civil, Master of Environmental Management de la Universidad de Queensland (Australia) y fundadora de la tienda de productos ecológicos Rutina Sustentable, quien nos da una serie de consejos para reducir las emisiones de metano en nuestra rutina diaria.

1. Una de las cosas más obvias, con un impacto importante en las emisiones de CO2 es la disminución del consumo de combustibles fósiles, de manera directa como el uso de automóvil o indirecta, a través del consumo de electricidad generada por un combustible fósil como el carbón. Además, la extracción de petróleo y carbón tiene asociada la liberación de metano. En otras palabras, donde hay petróleo, hay metano.

2. Otras acciones que tendrán un impacto significativo en la reducción de nuestra huella de metano es el compostaje de residuos orgánicos domiciliarios, el consejo es no botarlos a la basura, ya que al llegar a vertederos se descomponen de manera anaeróbica, es decir sin oxígeno, lo que implica liberación de metano. En cambio, si los transformamos en abono no solo podremos aprovecharlos, sino que también evitaremos la liberación de este gas.

3. Otras acciones que podemos realizar es cambiar la forma de alimentarnos. Un cambio importante es evitar, o disminuir, el consumo de alimentos de origen animal como carnes y lácteos. Los rumiantes como vacas y ovejas cuando se alimentan liberan gas metano. También podríamos reducir nuestro consumo de arroz, ya que es uno de los cultivos que mayor cantidad de metano libera.

Es por esto y a pesar que se deben hacer cambios a nivel global, como el tránsito desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables no convencionales, no debemos perder de vista que desde nuestra rutina diaria también podemos aportar para poder llegar a la meta de disminución del 30% en 2030.

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