Por: Andrea Cavallari, Director, Services Practices – LATAM en Red Hat.
La pandemia ha traído muchos desafíos a las empresas. Independientemente del segmento, el modelo de negocio y el tamaño del equipo, las organizaciones necesitaban descubrir nuevas formas de seguir creciendo y entregando buenos resultados, mientras buscaban cuidar a sus profesionales, manteniendo los equipos comprometidos y productivos incluso a distancia. Una jornada intensa, rodeada de contratiempos, pero, sobre todo, de mucho aprendizaje.
En este período adverso, la transformación digital ganó protagonismo y el objetivo era entender cómo convertir de manera rápida y efectiva las actividades profesionales y educativas a la modalidad remota. Unos años más tarde, todo se ha vuelto más digital. El home office, por ejemplo, tan temido por muchos en un principio, es una realidad consolidada, con muchas empresas continuando con esta forma de trabajar. La investigación de FGV muestra que, en el último año, el 33% de las empresas apostó por este modelo. Antes de la pandemia, sólo el 7% de las empresas brasileñas tenían empleados trabajando de forma remota.
Aunque hoy todo parece haberse vuelto más sencillo y fácil, es importante recordar que el cambio repentino en la rutina generó mucho estrés en las personas, sin importar la senioridad, tipo de actividad o puesto. Este impacto es lo que nos lleva directamente a un punto central para el futuro del trabajo: la adaptabilidad. Considerada una soft skill -una habilidad ligada al comportamiento- esta característica ha sido cada vez más valorada en el mercado por diferentes empresas y líderes, apareciendo como una de las habilidades fundamentales para los próximos años, según un informe del Foro Económico Mundial.
Listos para cualquier cambio
En pocas palabras, podemos definir la adaptabilidad como la capacidad de adaptarse a diferentes situaciones, reinventándonos para estar al día con una nueva realidad. Es una de las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional que, sin darnos cuenta, trabajamos a lo largo de nuestra vida, desde pequeños, e implementamos en todos los ámbitos de nuestra jornada. En el ámbito profesional, se puede definir como la característica de buscar soluciones creativas a problemas y desafíos, logrando transmitir seguridad y confianza, incluso en momentos de tensión.
Esta habilidad se confunde un poco con la flexibilidad, lo que significa permanecer asertivo y enfocado incluso frente a eventos inesperados, aceptando un pequeño cambio en la forma en que trabajamos para lograr objetivos. Pero ser flexible ya no es suficiente en el mercado, especialmente en el sector de las big techs. La competencia más deseada en este momento es la adaptabilidad, que realmente hace posible ver lo nuevo, lo diferente y lo inesperado como algo positivo, disponiéndonos a reinventarnos para encontrar nuestra mejor versión en una nueva realidad.
Las personas más adaptables siempre buscan ver oportunidades y mantienen la confianza en sí mismas de que pueden superar las dificultades, queriendo aprender más sobre lo que les espera. El caos de los cambios constantes no da tanto miedo y pasa a formar parte del día a día, despertando la creatividad para afrontar lo que está por venir. La adaptabilidad es, por tanto, la unión de la flexibilidad, el coraje y la resiliencia para actuar ante todos y cada uno de los cambios que puedan surgir.
Avanzando hacia el futuro
En tiempos líquidos, con constantes cambios organizacionales, con anuncios de adquisiciones y despidos, esta característica se vuelve imprescindible para los profesionales que quieren crecer y avanzar en sus carreras. Según una encuesta de McKinsey, las personas competentes en adaptabilidad tenían un 24 % más de probabilidades de conseguir un empleo.
Para los líderes, la competencia de adaptabilidad es aún más importante, ya que necesitan construir un ambiente de confianza, un propósito común y un fuerte sentido de colaboración, además de cultivar una comunicación fluida y transparente para mantener el compromiso del equipo. La investigación de Harvard Business School realizada con más de 1.500 ejecutivos en 90 países mostró que el 71 % de ellos considera que la adaptabilidad es la cualidad más importante para el liderazgo. Esto se debe a que los líderes adaptables tienden a tener una mentalidad más sistémica, y es más probable que vean oportunidades donde otros ven problemas, como revela otra investigación de McKinsey.
Para lograr esta visión del mundo, verlo todo a través del prisma de la adaptabilidad, los profesionales, independientemente de su nivel jerárquico, deben estar abiertos a salir de su zona de confort y aprender de los errores. Además, esta característica exige un camino de autoconocimiento, que posibilita reconocer tus debilidades y fortalezas, aportando confianza con relación a tu potencial y coraje para enfrentar nuevas situaciones.
La adaptabilidad incluye conocer el camino, aunque no esté definido el destino final, aceptando que esa es la ley de la vida. Y como diría el ex presidente de los Estados Unidos, John Kennedy, «aquellos que solo miran al pasado o al presente seguramente se perderán el futuro».
Equipo Prensa
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