Destacados panelistas, líderes comunitarios y especialistas en justicia ambiental y transición energética, se reunieron en el seminario “Desafíos de la Transición Energética en el Norte de Chile: Entre la Justicia y las Zonas de Sacrificio”, realizado en la Universidad de Antofagasta.
Se discutieron los impactos socioambientales que implican los proyectos mineros y energéticos en las comunidades y ecosistemas del norte de Chile, especialmente de litio e hidrógeno verde.
Foco en emisiones del hidrógeno en comparación a combustibles fósiles omite aspectos fundamentales de la sostenibilidad.
Antofagasta, noviembre 2024.- 73 proyectos energéticos en desarrollo a junio de este año en todo el país, especies marinas y aves afectadas por la infraestructura y patrimonio destruido, son algunos de los puntos discutidos en el seminario “Desafíos de la Transición Energética en el Norte de Chile: Entre la Justicia y las Zonas de Sacrificio”, organizado por Fundación Tantí, con el apoyo de la Universidad de Antofagasta.
Gabriela Cabaña de Fundación Tantí, presentó una mirada previa al informe “Hidrógeno verde: ¿transición energética justa o nuevas zonas de sacrificio en el norte de Chile?” el cual prueba que como Antofagasta se encuentra frente a un aumento de puntos de confluencia de proyectos y actividades asociadas a minería (cobre, litio) y energía (eólica, solar, Hidrógeno verde -H2V-), desaladoras e infraestructura (vial, portuaria). Se exploraron casos emblemáticos de comunidades afectadas en San Francisco de Chiu Chiu, Mejillones, Peine y Taltal.
La investigación incluyó la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde-lanzada en 2020, con un enfoque en la exportación, especialmente a Europa–; los significativos impactos ambientales, como el uso de agua para producir hidrógeno verde y los efectos ambientales de la infraestructura necesaria, como paneles solares y torres eólicas; los proyectos en la región de Antofagasta, donde hay varios en desarrollo, incluyendo plantas de hidrógeno verde y parques eólicos en Mejillones y Calama; y, de los más relevantes, los desafíos socioambientales, pues la implementación de estos proyectos ha generado injusticias socioambientales y agotamiento hídrico en las comunidades locales.
La disponibilidad de un recurso vital para los proyectos y el desarrollo humano, como lo es el agua, es crítico en zonas como la región de Antofagasta: por ejemplo, 35 litros de agua destilada son necesarios para producir sólo 1 kg de hidrógeno verde, lo que agravaría la escasez de este recurso en las comunidades nortinas.
“Además del agua, el impacto ambiental de los paneles solares, torres eólicas y otras infraestructuras afectan la flora, fauna y los cauces de agua son todavía desconocidos, y probablemente subestimados. Tenemos ya antecedentes de proyectos que han vulnerado el patrimonio arqueológico de comunidades indígenas. Estos proyectos vienen a profundizar injusticias socioambientales, pues se emplazan a menudo en sectores con daño acumulativo por otros procesos extractivos como la minería, señaló Gabriela Cabaña.
“Los proyectos de hidrógeno verde tienen impactos en la flora y fauna, así como en los cauces superficiales y subterráneos debido a la instalación de paneles solares, torres eólicas, líneas de transmisión y subestaciones. Lamentablemente, como hoy estos proyectos se evalúan por separado, se pierden de vista los impactos sinérgicos y acumulativos”, puntualizó Gabriela Cabaña.
Hay distintos proyectos en Antofagasta que están en el SEIA, e incluyen plantas energéticas propias para la producción de hidrógeno verde y parques eólicos en Mejillones y Calama, como el Proyecto Volta (planta de hidrógeno verde en Mejillones, actualmente en evaluación ambiental); Proyectos fotovoltaicos Peine (infraestructura para la producción de hidrógeno verde); Proyecto Horizonte (modificación y expansión de un parque eólico en Calama; y Proyectos HyEx (producción de hidrógeno y amoníaco verde en Tocopilla).
Existen distintos proyectos de hidrógeno verde y ERNC en evaluación en el SEIA. Algunos, como el proyecto Volta en Mejillones, presentan un solo paquete de complejo fotovoltaico con planta de producción de H2 verde. El proyecto “Planta de Producción de Hidrógeno Verde para el Distrito Minero de Calama” no plantea ese formato. En Peine, donde se está avanzando en la construcción de varios proyectos fotovoltaicos y una nueva línea de transmisión, también busca instalarse un proyecto de hidrógeno verde, que afecta el Salar de Imilac que es una cuenca protegida. En la zona interior de Taltal, se avanza rápidamente en la construcción y evaluación ambiental de parques eólicos e híbridos (eólico + solar).
Ramón Balcázar, director ejecutivo de Fundación Tantí, señala que “en cuanto a la minería, la implementación del hidrógeno verde profundiza el modelo extractivista, aumentando el uso de agua, tierra y energía, y generando injusticias socioambientales. ¿Cómo lo solucionamos? Generando procesos de producción de conocimiento con pertinencia territorial para políticas públicas que aseguren la sostenibilidad ambiental y la participación vinculante de pueblos indígenas y comunidades afectadas por los proyectos mineros y energéticos impulsados desde la agenda de transición energética global.
Equipo Prensa
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