La brecha laboral en el mundo es compleja. Se estima que para 2030 habrá más de 85 millones de puestos de trabajo vacantes, por ende, atraer y retener talento es uno de los grandes desafíos de las organizaciones.
Santiago, 15 de enero de 2024.- La necesidad de atraer, retener y reconvertir el talento es una tarea en curso. Sobre todo en un momento álgido donde existe el miedo a que las nuevas tecnologías reemplacen a los humanos. De hecho, según datos de Korn Ferry, para 2030, habrá una escasez global de talento humano de más de 85 millones de personas.
El estudio afirma que, más allá de que las tecnologías tomen los trabajos, es que simplemente no habrá humanos para realizarlos en industrias amplias como finanzas/servicios comerciales, tecnología/medios/telecomunicaciones y manufactura. Por ende, frente a la escasez de profesionales, el riesgo es grande.
“Los cambios que están ocurriendo en las empresas son disruptivos, haciendo necesario contar con profesionales cada vez más actualizados en sus conocimientos. En tecnología, el desafío es aún mayor porque es un área que está innovando constantemente. Vivimos la exigencia de contar con una fuerza laboral fuerte, inclusiva, resiliente y omnipresente”, precisa Claudio Ortiz Welsch, gerente general de Cisco Chile.
Es momento de reestructurar la forma de pensar el talento mediante una hoja de ruta que incluya a la tecnología; el trabajo remoto y la digitalización; y el impulso de la inteligencia artificial. Por ello, aquí hay cuatro conceptos que son fundamentales para seguir creciendo en un mundo cada vez más competitivo, agresivo y ágil.
Competencias. Es lo fundamental cuando se mira a un candidato. Sus habilidades, el conocimiento, la experiencia y lo que puede hacer. Sin embargo, no es lo único. Es decir, en vez de centrarse en títulos y habilidades generales, se requieren competencias básicas adaptables. Si se contrata según habilidades genéricas en estos días, estas pueden estar desactualizadas o incluso ser innecesarias. Por ende, se requieren mapas de talento sobre cómo evolucionarán las competencias con el tiempo, con el objetivo de atraer a las personas adecuadas según esos mapas.
Capacidad. Las aptitudes son clave. Hoy se buscan personas que quieran aprender y puedan mantenerse al día con el nuevo ritmo del cambio tecnológico. Cuando eres un trabajador del conocimiento, todo se trata de lo que puedes aprender, desaprender y volver a aprender. Si te mantienes relevante y curioso, siempre hay un trabajo para ti.
Curiosidad. Es la capacidad de hacer preguntas, de descubrir por qué las cosas no funcionan y cómo podrían solucionarse. La curiosidad significa mantenerse al día con los tiempos, especialmente a medida que el cambio se acelera. Es estar continuamente aprendiendo para mejorar internamente y fortalecer los equipos.
Cultura. Es el sello de cada uno que impacta en un “todos”. La cultura va más allá de encajar. Se trata de la unión de todos los elementos de una organización por un propósito y en cómo se trabaja para lograrlo.
«Las tecnologías no van a reemplazar a las personas, sino que están reconfigurando sus roles para lograr así que puedan desarrollar mejor su labor. Hay tareas que las máquinas no pueden reemplazar y que son inherentes al cerebro humano: creatividad, curiosidad, empatía y cercanía. Esa es la ecuación mágica”, sentencia Ortiz Welsch.
Equipo Prensa
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