- Tradicionalmente, la disciplina de la entomología se ha centrado en la recolección y preservación de insectos mediante su sacrificio. Sin embargo, la bióloga y ecóloga Tamara Contador y su equipo proponen un enfoque que prioriza la observación directa y evita la perturbación del hábitat natural de estos seres vivos.
En un giro innovador para la investigación científica, la bióloga y ecóloga Tamara Contador presentó una innovadora metodología ética para el estudio de insectos durante el último Encuentro de Investigaciones Científicas Antárticas (SCAR), realizado recientemente en Pucón.
Esta nueva aproximación se basa en la observación respetuosa y no invasiva de los insectos en su hábitat natural, alejándose de las prácticas clásicas que implicaban la captura y muerte de estos seres vivos.
Según Contador, quien es investigadora principal del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC), esta transformación responde a la urgente necesidad de desarrollar técnicas éticas que protejan a toda la biodiversidad en un contexto de crisis global de extinción de especies.
«Los insectos, por lo general, no son considerados en los protocolos de bioética, a menos que estén en peligro de extinción. Nosotros trabajamos observándolos en terreno y devolviéndolos a su hábitat sin colectarlos ni sacrificarlos», explica Contador, subrayando que esta metodología está documentada en el libro Filosofía Ambiental de Campo, recientemente publicado por investigadores del CHIC con la Editorial Springer, donde ella contribuyó con un capítulo.
Este enfoque, que ella describe como una «transformación ética», aboga por reconocer a los insectos como seres vivos con valor intrínseco, más allá de su utilidad para la ciencia. «No son solamente objetos de estudio, sino que son sujetos, y cada individuo tiene valor en sí mismo», añade la científica, quien subraya la necesidad de revalorizar la relación de la humanidad con los invertebrados, quienes a menudo son vistos negativamente en la cultura popular.
El enfoque propuesto por el equipo de Contador incluye la utilización de cámaras fotográficas en terreno para registrar las características físicas de los insectos, sin necesidad de llevarlos al laboratorio. Esta técnica permite obtener datos de calidad sin perturbar a las poblaciones. «Seguimos ciclos de vida en terreno utilizando fotografías con papel milimetrado, lo que nos permite medir sin tener que manipular directamente a los individuos», explica la investigadora.
En cuanto a la identificación de nuevas especies, Contador sugiere una aproximación innovadora: esperar el ciclo natural de vida de los insectos y colectar solo aquellos que mueren de forma natural. «Podemos colectar insectos que mueren naturalmente, como los que viven en la costa y que son arrastrados por la marea», detalla.
El trabajo del CHIC se extiende a varios ecosistemas. En la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, por ejemplo, la investigadora está estudiando el comportamiento de los insectos de río. “Trabajamos con efímeras, con moscas de todo tipo en el río Róbalo, que es el que provee de agua bebestible a Puerto Williams, como también en otros ríos de la costa norte de la isla Navarino, el Quica, el Bronces, y allí estamos aplicando esta estrategia”, dice.
En la Antártica Contador monitorea las poblaciones de la mosca antártica alada (Parochlus steinenii), una de las dos especies de insectos nativos del continente. «Realizamos un seguimiento anual de la densidad poblacional sin capturar a los individuos, utilizando únicamente técnicas fotográficas», comenta.
La crisis de biodiversidad ha puesto en riesgo a muchas especies de insectos, y según Contador, este enfoque no invasivo es clave para generar datos de largo plazo y permitir la conservación sin perjudicar a las especies en estudio. «Estamos desarrollando metodologías éticas que permitan detectar patrones, cambios en la abundancia y diversidad, y cómo el cambio climático impacta a las poblaciones de insectos», concluye.
Tamara Contador, además de su rol en el CHIC, es investigadora principal del Instituto Milenio BASE y académica de la Universidad de Magallanes. Su compromiso con una ciencia ética abre nuevas vías para la investigación y conservación de la biodiversidad en un momento crítico para el planeta.
Ricardo Rozzi, presidente del CHIC y profesor titular de la Universidad de Magallanes, destaca la importancia de recuperar la integración de las ciencias con la filosofía: “La investigación de Tamara Contador ilustra como en la concepción biocultural del CHIC se integran dimensiones ontológicas, epistemológicas y éticas en los estudios científicos”.
“Ontológicas, porque los invertebrados son concebidos como seres sintientes, con una intencionalidad que orienta el devenir de sus vidas. Esta comprensión de los invertebrados como sujetos activos, y no objetos pasivos, ha sido mostrada de manera conmovedora por la película Mi maestro el pulpo, donde una hembra de esta especie de invertebrado da la vida por sus crías”.
“Epistemológicas, porque los insectos no son estudiados como especímenes aislados, sino como co-habitantes que participan en una red de interacciones ecológicas de las cuales los seres humanos somos parte. Por ejemplo, la vida de una mariposa solo se comprende integralmente si conocemos las flores de las cuales se alimentan los adultos y las hojas de las plantas de las cuales se alimentan las orugas”.
“Éticas, porque la comprensión de los invertebrados como co-habitantes debiera orientar a la comunidad científica, y a la sociedad en general, hacia una relación de cuidado con estos pequeños y delicados seres. En el siglo XIX el modo habitual de estudiar las aves era cazándolas para embalsamarlas e incluirlas en colecciones de museos”.
Finalmente, Rozzi enfatiza que “hoy el tratamiento de las aves ha cambiado, y su caza está sujeta a estrictas regulaciones. La investigación de la Dra. Contador debiera inspirarnos hacia un cambio similar en nuestro tratamiento no solo de los grandes vertebrados, sino también de las miríadas de pequeños invertebrados, que forman además la mayor parte de la biodiversidad”.
Equipo Prensa
Portal Innova