• En Chile el 98,6% de las empresas del país son pequeñas y medianas, siendo el motor de la economía ya que generan el 53% de los empleos de la nación.
  • Primero debido al estallido social, luego a causa de la pandemia y la crisis económica, hoy muchas de ellas atraviesan por un difícil momento.

Es cierto que las pymes mueven la economía del país y generan un alto número de empleos, el 53% para ser precisos. Los emprendedores suelen ser arriesgados, talentosos e innovadores, pero desafortunadamente el contexto actual, con inflación, pandemia de por medio, y antes el estallido social, ha incidido en que muchos vean sus negocios decrecer.

Pero, con la misma fortaleza con que iniciaron su negocio, hoy deben salir adelante. Hay formas. Para ello, apenas perciban que las deudas suman y siguen, lo mejor que pueden hacer los emprendedores, dueños de pymes —y empresarios en general— es asesorarse oportunamente para que un profesional les ayude a analizar la situación, aclarando dudas y conociendo cuáles son las alternativas que tiene su compañía para salir de la crisis.

¿Cuáles son las señales que permiten detectar si una empresa está en riesgo de quiebra? Ricardo Ibáñez, abogado y socio de defensadeudores.cl, enumera cinco alertas: “Primero, cuando las firmas comienzan a chutear el pago a proveedores y hacen lo mismo con el pago de facturas; segundo, cuando empiezan a trabajar con factoring; tercero, cuando se recurre a alternativas no bancarias de financiamiento; cuarto, cuando se declaran cotizaciones previsionales y estas no se pagan; y quinto, cuando se piden préstamos personales para cubrir gastos de la compañía”.

 

1) – Pago a proveedores con cheques a fecha

Esto ocurre cuando una pyme necesita ganar tiempo para ser capaz de cubrir sus compromisos financieros, ya que no cuenta con dinero al momento de la compra. “Pagar con cheques a fecha permite a una empresa seguir operando, a pesar de tener dificultades para poder cubrir estos fondos. Pero, a la larga esto podría transformarse en un endeudamiento problemático”, afirma Ibáñez.

2) – Factorizar documentos

El factoring es un contrato por el cual una empresa cede facturas y/o créditos que ha emitido a un tercero, el cual le anticipará el pago, pero por un monto menor al total. Recurrir al factoring es una señal de alerta porque significa que el negocio carece de liquidez. El flujo de caja no alcanza a soportar la producción y los gastos del negocio, mientras se demora el pago de una factura. Esto, si dudas tiene un costo financiero relevante.

3) – Buscar formas de financiamiento informal

Cuando se reducen las opciones se comete el error de buscar ayuda fuera del mercado financiero. Al no tener acceso a créditos bancarios u otra fuente de financiamiento, a veces las empresas recurren al endeudamiento informal. “Para una pyme con problemas en sus finanzas esta alternativa puede generar incluso más complicaciones, ya que por lo general se asocia a altas tasas de interés y se corren riesgos extra por operar fuera del sistema formal, lo que puede llevar a la quiebra”, asegura el abogado del defensadeudores.cl

 

4) – Declarar cotizaciones previsionales, pero no las pagan

La empresa comienza a incumplir sus obligaciones con los trabajadores, por ejemplo, con el no pago de sus cotizaciones previsionales. “Al mismo tiempo el sistema permite que estas sean declaradas sin ser pagadas y esto a la larga podría generar una deuda difícil de cancelar y que podría traer, además, problemas legales con los trabajadores”, agrega.

 

5) – Pedir préstamos personales para cubrir gastos de la empresa

Uno de los principales errores que se comenten al tener una empresa es no separar el capital personal y el del negocio. De esta manera, el dueño podría terminar pidiendo créditos como persona natural para cubrir los compromisos de su emprendimiento. “Con ello arriesga contraer deudas y sus antecedentes comerciales podrían quedar manchados, acarreando dificultades para buscar nuevas formas de financiamiento en el futuro”, subraya Ibáñez.

 

Ley de Insolvencia y Reemprendimiento

Cuando una empresa se va a quiebra significa que se encuentra en una situación de insolvencia, es decir, que con los ingresos disponibles ya no es capaz de pagar sus deudas. Esta alternativa está dirigida a compañías de diferente tamaño. Se trata de un procedimiento contemplado en la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento (Ley 20.720), también conocida como Ley de Quiebra.

La quiebra voluntaria es solicitada por la propia empresa. En este caso los bienes de la organización son vendidos para pagar las deudas pendientes. Luego de la venta, lo adeudado se considerará extinto, incluso cuando el monto percibido no alcance para cubrir el saldo total de los compromisos impagos detallados en la solicitud de liquidación voluntaria. Al quedar sin deudas, el dueño de la firma podrá salir de los registros de morosidad y tendrá así la posibilidad reemprender, por ejemplo, en un nuevo rubro.

Una empresa solicita la quiebra a través de la asesoría de un abogado, quien presentará la solicitud al tribunal correspondiente. “Es importante el acompañamiento de un profesional porque, además, podrá explicarles los pasos a seguir y analizar si este procedimiento es la mejor opción para su caso”, destaca Ricardo Ibáñez.

La quiebra forzosa, en tanto, es la solicitada por los acreedores, quienes dan cuenta de los compromisos impagos. En este caso, con el remate de los bienes de la compañía solo se pagará a los acreedores que estén involucrados en el proceso judicial.

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