Por: María Fernanda Caicedo, Presidenta de la mesa de Equidad de Género de la ACTI.
La innovación en Chile está viviendo una era de crecimiento acelerado, con startups que están quebrando moldes y que han alcanzado en corto tiempo una valoración de mil millones de dólares o más. Las denominadas empresas “unicornios” ganan terreno como un impulso de la economía global. Pero, ¿y si el verdadero unicornio para el futuro del país no fuera una compañía, sino el enorme potencial del talento femenino en este campo?
Actualmente solo el 9% de estas compañías cuentan con liderazgo femenino, una cifra baja en comparación con el 20% registrado en ecosistemas más avanzados. Esta brecha representa una gran oportunidad; si aprovechamos todo el talento disponible en la innovación, podríamos posicionarnos como líderes en la creación de empresas globales.
Según la “Radiografía de la Industria TI en Chile” de ACTI, las mujeres representan el 55% de los profesionales encuestados en el rubro, pero solo un 6,5% ocupa cargos de alta dirección, en comparación con el 14,9% de sus homólogos masculinos. Incluso, cuando el 73% de ellas cuenta con un postgrado. ¿Por qué, teniendo a tantas colaboradoras altamente capacitadas, siguen tan poco representadas en los niveles estratégicos? Las barreras culturales y estructurales son un impedimento para que muchas logren escalar dentro del sector.
Mientras que los equipos homogéneos tienden a resolver problemas con enfoques similares, los conjuntos de trabajo diversos son capaces de generar soluciones más creativas, flexibles y adaptadas a una población global diversa. Esta capacidad de conectar con diferentes perspectivas y necesidades ha demostrado ser clave en el desarrollo de productos innovadores y exitosos.
Aprovechar el potencial de las mujeres no solo es una cuestión de justicia, sino que también representa una ventaja estratégica para el desarrollo del sector. Según el Banco Mundial, la reducción de la brecha de género en empleos podría incrementar el producto interno bruto (PIB) per cápita en casi un 20% en todos los países. Además, estiman ganancias económicas globales entre USD 5 billones a USD 6 billones.
Derribar estas barreras es responsabilidad compartida de toda la sociedad. Cada persona, desde cualquier rol, puede crear espacios más inclusivos donde el talento florezca sin distinción de género.
La pregunta para todos y todas es: ¿qué futuro construimos para nuestras nuevas generaciones? Al actuar ahora, no solo transformamos nuestra industria nacional, sino que posicionamos a Chile como referente en equidad e innovación para toda Latinoamérica y el mundo.