Por Jerónimo Ríos, Brand Manager de EZVIZ Chile.
Mochilas amarillas, naranjas, rojas y verdes ya son cada vez más habituales en las parrillas de las motos y en las calles de Santiago. Pero, si bien las ventas reales de comida de servicio rápido han registrado a nivel nacional un crecimiento real anual de 4,8% durante el segundo trimestre de 2019, es necesario que, en materia de seguridad, las empresas repartidoras se empiecen a hacer cargo de sus motoboys.
Falsas identidades al conseguir por internet la indumentaria, delivery de drogas ilícitas y robos por sorpresa, han sido algunos de los malos comportamientos que se han notado a lo largo de este año, lo que ha provocado que diversas municipalidades del sector oriente hayan tenido que recomendar a sus vecinos distintas medidas de seguridad para prevenir accidentes o delitos.
Frente a esto, y para evitar que estos casos sigan ocurriendo, los moto-repartidores deberían comenzar a implementar en sus viajes body cams para así grabarlos, monitorear la entrega de productos y, en resumidas cuentas, respaldar su trabajo ante los clientes y la empresa. Con esto, no sólo disminuiría el número de reclamos contra las plataformas delivery, sino que, además, facilitaría la fiscalización que tuviesen ante carabineros y el monitoreo de su comportamiento dentro de las horas laborales.
Es necesario que, además de requerir licencias de conducir tipo C, las empresas empiecen a invertir en tecnología para otorgar a todos sus motoboys la seguridad necesaria. Con esto, no solo se protegería la integridad de los trabajadores, sino que también la reputación de éstas frente a la sociedad. Sin duda al comienzo esta inversión se convertirá en un gran desafío, pero permitirá que, a largo plazo, podamos encaminarnos a alcanzar la idónea smart y safe city que soñamos.
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