Uno de los mayores logros de la aviación moderna es que cada pasajero o tripulante pueda sentirse cada vez más seguro y confiado, respaldado por tecnología a disposición de una actividad que mueve a gran parte del planeta: viajar volando.

Quienes volamos con frecuencia sabemos que llegar a destino forma parte de una larga cadena de conocimientos, buena voluntad, confianza en la empresa y profesionales que participan del proceso.  Confiamos en que la aeronave, los sistemas de navegación, las comunicaciones, el control del tráfico aéreo y el trabajo coordinado de equipos en tierra y en vuelo funcionarán como un solo organismo.

Esa confianza, que millones de pasajeros dan por sentada cada día, es uno de los mayores logros de la aviación moderna. Y también es su mayor desafío.  Se estima que la aviación civil habrá transportado 9.800 millones de pasajeros en 2025, según el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI).

Mantener esa experiencia segura, eficiente y cada vez más sostenible exige repensarlo todo: desde las infraestructuras hasta los sistemas de comunicación que acompañan a cada aeronave en cada tramo del viaje.

El crecimiento del tráfico aéreo, la creciente accesibilidad, las distancias extensas del Cono Sur, la operación sobre zonas remotas y la presión global por reducir emisiones hacen que la seguridad ya no dependa solo del diseño físico del avión, sino de un ecosistema digital que conecta a pilotos, sistemas de vuelo, aerolíneas, controladores y tecnologías con una precisión nunca antes vista.

En este contexto, la conectividad de la cabina de pilotaje se volvió un pilar fundamental. No se trata únicamente de enviar mensajes: se trata de transmitir un flujo de información que ayuda a los pilotos a tomar decisiones más rápidas e informadas, anticipar riesgos, optimizar rutas y reducir consumo de combustible. Como nos explica Yannick Assouad, vicepresidenta ejecutiva de Aviónica de Thales, en su artículo, optimizar esa conectividad implica elevar simultáneamente la seguridad,  eficiencia operativa y  sostenibilidad.

Las comunicaciones tradicionales, como la radio VHF, están llegando a sus límites: congestión en zonas densas, cobertura insuficiente sobre océanos o áreas remotas. Por eso las comunicaciones satelitales de banda L, con cobertura global y sonido totalmente digital, están transformando la aviación. 

La evidencia es clara: uno de cada dos aviones de pasillo único ya se entrega con capacidades satelitales y dos de cada tres aeronaves que ingresaron al mercado en 2024 lo hicieron con soluciones Thales Satcom.  Thales también ha logrado el hito de colocar la estación de radar de aviación más sostenible del mundo en Calama, Chile, operada 100% con energía solar, y desarrolla satélites y sistemas de navegación en toda la región de América Latina.

Lo interesante es que este avance llega con fuerza al transporte regional, incluidos los mercados sudamericanos, porque la conectividad se convirtió en una condición para operar con estándares globales, incluso en rutas domésticas.  La aviación avanza hacia una etapa de hiperconectividad, donde los sistemas de a bordo conversan en tiempo real con plataformas en tierra, donde la inteligencia artificial ayudará a procesar información compleja y donde la ciberseguridad será tan esencial como los propios sistemas de navegación. 

Ya no hablamos solo de volar: hablamos de hacerlo dentro de redes inteligentes capaces de anticipar, optimizar y proteger.

En Thales trabajamos para construir ese camino. La integración de las capacidades satelitales y nuestras soluciones de ciberseguridad y gestión de datos permite ofrecer una conectividad robusta, global y preparada para el futuro. Un futuro en el que cada piloto contará con tecnologías más precisas; en el que cada aerolínea podrá operar con mayor previsibilidad; y en el que cada decisión en cabina contribuirá a una aviación más sostenible.

Este 7 de diciembre de 2025 se cumplen 81 años de la firma del Convenio sobre Aviación Civil Internacional en Chicago (Estados Unidos). Durante ocho décadas, este acuerdo internacional decisivo ha servido de base para el desarrollo del sistema mundial de aviación civil en beneficio de todas las naciones. 

La aviación del mañana no solo dependerá de alas más eficientes, sino de sistemas que dialoguen mejor. Y Thales seguirá trabajando para que ese diálogo, invisible para el pasajero, esencial para la industria, sea cada vez más seguro, más confiable y más sostenible.

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Equipo Prensa
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