En el Día Internacional de la Pesca, celebrado el 21 de noviembre, la industria pesquera enfrenta un doble desafío: mantener su productividad y reducir su impacto ambiental, especialmente en un contexto donde los recursos naturales y energéticos son cada vez más limitados.

La energía es uno de los mayores costos operativos para esta industria, desde el funcionamiento de los barcos pesqueros hasta las plantas de procesamiento. Sin embargo, pocas empresas han explorado el potencial del ahorro energético como una herramienta para ganar eficiencia y competitividad. Aquí es donde la tecnología y la innovación en gestión energética se convierten en aliados estratégicos.

Se han identificado oportunidades para que la industria pesquera y otras actividades adopten un enfoque más integral en la gestión energética. Esto implica complementar los Sistemas de Gestión de Energía (SGE) con la capacidad de capturar y verificar ahorros reales, estableciendo bases sólidas para desarrollar estrategias que no solo sostengan metas energéticas, sino también objetivos de reducción de huella ambiental. Este aspecto resulta especialmente relevante para el sector, dado que una parte significativa de su consumo energético proviene del uso de diésel en embarcaciones y operaciones en centros de agua marina.

Entre las principales brechas a abordar se encuentran el impulso hacia un cambio cultural en las organizaciones que promueva una eficiencia energética continua y la implementación de soluciones digitales de monitoreo y control. Este último aspecto es especialmente relevante debido a la complejidad de las operaciones, que abarcan diversos tipos de procesos, centros distribuidos en distintas zonas geográficas y una amplia variedad de actividades marítimas, como centros de agua mar y wellboats. Además, operar en alta mar presenta un desafío adicional: la limitada disponibilidad de sistemas de telecomunicaciones para la transmisión remota de datos. Por ello, la selección de tecnología adecuada y contar con experiencia especializada son factores clave para maximizar los beneficios de una gestión energética eficiente.

Un ejemplo práctico es el uso de sistemas de monitoreo en tiempo real que permiten a las embarcaciones optimizar su consumo de combustible durante la navegación. Esto no solo reduce costos, sino que también minimiza las emisiones de gases de efecto invernadero. De igual manera, en las plantas de procesamiento, la incorporación de tecnologías eficientes en sistemas de refrigeración y el aprovechamiento de energías renovables como la solar pueden marcar una gran diferencia.

Chile tiene una oportunidad única para liderar esta transición, especialmente en el contexto de su extensa costa y su rol como productor pesquero global. Las empresas que han implementado estrategias de eficiencia energética en el país han logrado reducir su consumo en un promedio del 5% al 20%. Estas cifras demuestran que no solo es posible, sino que también es rentable.

La eficiencia energética no se trata únicamente de ahorro; es una herramienta para asegurar la sostenibilidad del sector en el largo plazo. Al reducir el impacto ambiental, mejorar los márgenes operativos y fortalecer la competitividad, la pesca chilena puede convertirse en un referente internacional de innovación y responsabilidad ambiental.

Hoy más que nunca, la industria pesquera tiene la oportunidad de liderar con el ejemplo, demostrando que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano. En el mar no solo está la riqueza, sino también la responsabilidad de cuidar el planeta.

 

Juan Peñailillo, Gerente General de Negawatt

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