La alimentación es la tercera necesidad humana más básica después del aire y el agua. Sin embargo, pese a los crecientes esfuerzos que están haciendo los agricultores para producir los alimentos que el mundo necesita, el hambre aún persiste. Las cifras son alarmantes: hasta 733 millones de personas se enfrentan a esta carencia debido a los conflictos, las repetidas crisis climáticas y las recesiones económicas, lo que repercute de manera más grave en los pobres y más vulnerables. 

Además, alrededor de 2800 millones de personas en el mundo no pueden permitirse una dieta saludable. Sobre este último punto, según datos de la ONU en 2023, en el Caribe un 52% de la población ha sido afectada por esta situación; en Mesoamérica este número alcanza el 27,8%, y en América del Sur, el 18,4%.

Ante este dramático escenario el llamado es a tomar conciencia para impulsar una industria alimentaria más responsable y sostenible, capaz de satisfacer las demandas actuales y futuras de la humanidad. Paradojalmente, son los campesinos, quienes producen el 80% de la comida en el mundo, los más propensos a sufrir de hambre ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué debemos cambiar?  Esta verdadera contradicción puede ser el puntapié que debiera obligarnos a transformar dicha realidad, instaurando modelos donde ellos se vean realmente beneficiados con condiciones de trabajo y pago justos.

En este Día Mundial de la Alimentación debemos seguir avanzando hacia un comercio justo y sostenible que permita vencer la amenaza del hambre. Este es el camino a seguir, de lo contrario, no tendremos futuro.

Santiago Peralta co-fundador de Paccari

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