Según índices de Libertad y Desarrollo, los robos con violencia aumentaron un 2,8%, alcanzando su cifra más alta en los últimos ocho años.

Eric Latorre, Director del magister en gobierno y dirección pública de la Universidad Autónoma, precisó que en Chile se está actuando “más desde la contingencia que de la prevención”.

Los últimos dos años, cada fin de semana marca un precedente en materia delictual. Crímenes múltiples en la Región Metropolitana en lo que las autoridades y medios de comunicación comenzaron a llamar como ‘olas de violencia’, generando en los municipios afectados la realización de «mesas jurídico-policiales con sentido de urgencia» para poder enfrentar estos hechos.

Según data de Libertad y Desarrollo, al primer semestre de 2024 los robos con violencia aumentaron un 2,8%, alcanzando su cifra más alta en los últimos ocho años, elevando la proporción de delitos violentos dentro del total de delitos (41%). Además, según los registros de Carabineros, por cada 100 delitos que han ocurrido este año en el país, sólo 14 terminan con alguien detenido.

En este contexto, según Eric Latorre, Director del Magister en gobierno y dirección pública de la Universidad Autónoma, Chile vive un complejo escenario en materia de seguridad, asegurando que “la criminalidad ha cambiado los últimos cuatro años, donde el principal problema como país es que estamos reaccionando ante hechos puntuales como muertes de carabineros, sin poner el foco en estudiar la nueva forma de la criminalidad reinante en el país”.

A lo que agrega que “el crimen organizado que vemos hoy en Chile, debe ser abordado con perspectiva de Estado, a través de políticas públicas generales que mejoren la normativa en áreas clave como el Ministerio de Seguridad Pública, lavado de activos e inteligencia propiamente tal, y que, por otro lado, integren a la acción preventiva y operativa de todos los actores públicos que hoy día están muy desarticulados y sin objetivos claros. Es esencial tener un Estado que actúe de manera integral frente a los cambios en la cultura y conductas delictuales que irónicamente operan de manera organizada”.

A modo de conclusión Latorre refuerza la idea de que en el país se ha tomado por costumbre reaccionar ante la contingencia criminal, lo que, según el magister en gobierno y dirección pública, es el grave error que nos puede llevar a un punto sin retorno en materia delictual. “No se trata de construir más cárceles, o generar mesas jurídico-policiales en base a hechos puntuales, lo indispensable es crear políticas claras y estables en el tiempo en base al nuevo escenario criminal que estamos enfrentando”.

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