Rodolfo Lauterbach, Académico investigador de la Facultad de Ingeniería y Negocios Universidad de Las Américas
Nuestro país, tradicionalmente conocido por su sector minero, en particular el cobre, se encuentra en un momento crucial dentro de su trayectoria económica. Chile ha sido reconocido por sus vastos recursos naturales, pero las tendencias recientes apuntan a un cambio significativo: el potencial de que las energías renovables se conviertan en una piedra angular de su patrimonio.
A medida que aumenta la conciencia mundial sobre el cambio climático, Chile lidera la iniciativa en América del Sur con su ambiciosa transición energética. Nuestro país está dotado de uno de los mayores potenciales solares y eólicos del mundo, en particular en regiones como Atacama y la Patagonia. En los últimos años, ha logrado avances monumentales en la adopción de energías renovables, y más del 50% de su electricidad se genera a partir de fuentes como la energía solar y eólica.
Esta transición brinda estabilidad a la economía, reduce las vulnerabilidades externas y atrae inversión extranjera en nuevas tecnologías e infraestructura. Además, dicho sector puede aumentar las oportunidades de empleo en áreas como la fabricación, instalación y mantenimiento de sistemas de energía renovable. Lo anterior no solo ayuda a la diversificación económica, sino que también alivia algunas de las desigualdades sociales que han plagado al país.
Sin embargo, esta transición no está exenta de desafíos. El gobierno debe navegar por el complejo panorama de la regulación energética y la inversión en infraestructura. Muchas áreas rurales carecen de acceso confiable a la energía, lo que representa una barrera para el crecimiento económico equitativo. Abordar estas disparidades requiere políticas específicas que aseguren que todas las zonas de nuestro territorio puedan beneficiarse de la conversión hacia energías renovables.
A medida que el mundo avanza cada vez más hacia tecnologías ecológicas, Chile tiene una oportunidad única de exportar no solo materias primas, sino también soluciones de energía limpia. Al establecerse como líder en tecnologías renovables, nuestro país podría mejorar su posición global y crear nuevas vías para el comercio.
Este cambio presenta una oportunidad para que reimaginemos nuestro futuro económico. Al priorizar las inversiones en este sector, garantizar un acceso equitativo a la energía y posicionarse como un centro de tecnología verde, Chile puede transformar su economía y así concretar un futuro sostenible. Mientras el mundo lidia con las realidades del cambio climático, la adopción de energías renovables es clave para generar resiliencia económica y crecimiento a largo plazo.
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