- En Chile, el 79% de las empresas corresponden a MiPymes. Una cifra que asciende a un millón cien mil aproximadamente y representa la fuente formal de trabajo de más de 4 millones de personas.
Haciendo un zoom a las pequeñas y medianas empresas, un 60% de éstas están dedicadas a la prestación de servicios. Es decir, casi 800 mil MiPymes recibieron este año un balde de agua fría tras que se gravará con IVA a los servicios, el cual tiene por objeto financiar la Pensión Garantizada Universal. Ya es inminente, aunque muchos hicieron gestiones para hacer este cambio tributario al menos paulatino, el Gobierno no dio su brazo a torcer y desde enero lo vieron aplicado en sus facturas.
Para las Mipymes el escenario es al menos adverso. En la práctica se asume que muchas deberán subir los precios, aumentar gastos o derechamente caerán en la informalidad, con los efectos negativos que implica el empleo precario para la salud, pensión, vivienda, entre otros aspectos. En un caso más extremo, también podría impactar en las alzas de desempleo.
He visto a muchos emprendedores nerviosos sobre qué hacer ante un escenario que los perjudica. Por lo mismo, me parece que cuando comienza el año, es necesario ver con qué opciones cuentan los miles de emprendedores del rubro, para sortear este nuevo cambio.
Primero, es importante aclarar que no todos los servicios estarán sujetos a este gravamen, como el transporte, educación, servicios médicos ambulatorios, entre otros. Así también, las sociedades formadas por profesionales afines que dediquen su labor profesional a su Mipyme en el giro de asesoría, tampoco sufrirán este gravamen. Aunque esta es una buena noticia para algunos, puede aumentar la desigualdad, ya que emprendimientos más vulnerables como la pesca artesanal o la mecánica de autos, sí se verán afectados.
En segundo lugar, es importante mencionar que muchas de estas empresas se han planteado subir los precios y no siempre es necesario. El primer paso es dividir a sus clientes en dos categorías: los que corresponden a empresas que están sujetos a IVA, no debieran tener problemas en que se les aplique el impuesto, ya que los pueden descontar de sus gastos. Es decir, no les afecta. El otro grupo corresponde a aquellos que están exentos de IVA a los que sí se les aplica el gravamen. En este caso sugiero que se negocie el precio del servicio, viendo cuánto se puede subir. A modo de ejemplo, si la Mipyme entrega un servicio de $100.000, con el IVA el cliente tendría que pagar $119.000. Esos $19.000 puede disminuirse a la mitad cobrando un peso neto de $90.000, con lo que ambos comparten el costo del gravamen. Lo importante, es entregar opciones para no perder al cliente.
Respecto a la presentación de los servicios propiamente tal, se entiende que para los emprendedores es difícil competir vía reducción de costos, por lo que la estrategia debería enfocarse en agregar valor al servicio que entregan y diferenciarse de sus competidores. La incorporación de nuevas tecnologías e innovación en los procesos de la cadena de valor de los negocios, la implementación de esfuerzos para mejorar la experiencia del cliente y su fidelización con la marca, son herramientas para que los emprendedores consigan disminuir las amenazas competitivas.
Otro punto clave es que en Chile existen cerca de 1.900.000 mil microempresarios de los cuales el 52% son informales. Es urgente que estos más de 800 mil emprendedores se formalicen lo antes posible, porque por un lado es lo que corresponde legalmente y porque eso les da la posibilidad de atribuirse el IVA crédito, con lo que van a reducir el impacto del nuevo gravamen.
Hasta antes de esta reforma, Chile ya era uno de los países que gravaba con mayor IVA a productos y servicios. Por eso en la reforma tributaria que se hizo en los 70’ se dejó fuera de éste a aquellos de carácter más intelectual. Imponerlo hoy, no solo distorsiona el significado del IVA, si no que no considera el tiempo que vivimos. No es lo mismo subir los impuestos en un momento en que la economía se expande a uno en que las ventas se contraen, como lo estamos viviendo hoy con la recesión. En Estados Unidos se habla de “hard to tax service”, que son aquellos servicios que caen en la evasión porque son muy difíciles de regular. No es difícil proyectar que el Estado se enfrentará a un nuevo problema.
Equipo Prensa
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